miércoles, 26 de agosto de 2020

Cuando alguno se acerca atrevidamente a Dios, sin mediador, Dios huye y no es posible alcanzarlo (TVD, 143)

 


143. Asimismo, es una práctica de gran humildad, que Dios ama por sobre las otras virtudes. Un alma que se ensalza rebaja a Dios, un alma que se humilla eleva a Dios. Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes 1); si te abajas, creyéndote indigno de comparecer frente a El y de acercarte a El, El desciende y se abaja para venir a ti, para complacerse en ti, y para elevarte a pesar tuyo; pero, muy al contrario, cuando alguno se acerca atrevidamente a Dios, sin mediador, Dios huye y no es posible alcanzarlo. Oh! Oh! ¡Cómo ama El la humildad del corazón!  Es a esta humildad que induce esta práctica de devoción, pues nos enseña a no acercarnos jamás por nosotros mismos a Nuestro Señor, aunque sea tan suave y misericordioso como sea, sino a valerse siempre de la intercesión de la Santa Virgen, sea para presentarse ante Dios, sea para hablarle, sea para acercarse, sea para ofrecerle alguna cosa, o para unirse y consagrarse a El.

1) Santiago, IV, 6.

Comentario de IPSA CONTERET:

Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge

PÈRES MONTFORTAINS (Cie de Marie)


Traducido del original francés por este blog IPSA CONTERET, privilegiando las expresiones originales del Santo sobre
 expresiones castellanas más habituales
A.M.M.G.



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