143. Asimismo, es una práctica de
gran humildad, que Dios ama por sobre las otras virtudes. Un alma que se ensalza
rebaja a Dios, un alma que se humilla eleva a Dios. Dios resiste a los soberbios
y da su gracia a los humildes 1); si te
abajas, creyéndote indigno de comparecer frente a El y de acercarte a El, El
desciende y se abaja para venir a ti, para complacerse en ti, y para elevarte
a pesar tuyo; pero, muy al contrario, cuando alguno se acerca atrevidamente a
Dios, sin mediador, Dios huye y no es posible alcanzarlo. Oh! Oh! ¡Cómo ama El la
humildad del corazón! Es a esta humildad
que induce esta práctica de devoción, pues nos enseña a no acercarnos jamás por
nosotros mismos a Nuestro Señor, aunque sea tan suave y misericordioso como sea,
sino a valerse siempre de la intercesión de la Santa Virgen, sea para
presentarse ante Dios, sea para hablarle, sea para acercarse, sea para
ofrecerle alguna cosa, o para unirse y consagrarse a El.
1)
Santiago, IV, 6.
Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge
PÈRES MONTFORTAINS (Cie de Marie)
Traducido del original francés por este blog IPSA CONTERET, privilegiando las expresiones originales del Santo sobre expresiones castellanas más habituales
No hay comentarios:
Publicar un comentario