El milagroso cuadro de Mater Boni Consilii a Genazzano |
164. 2º. Esta devoción es un medio seguro para ir a Jesucristo, porque lo
propio de la Santísima Virgen es conducirnos seguramente a Jesucristo, así como
lo propio de Jesucristo es conducirnos seguramente al Padre eterno. Y no se crean,
pues, falsamente las personas espirituales que María les sea un impedimento
para llegar a la unión divina. Porque, ¿sería posible que la que halló gracia
delante de Dios para todo el mundo en general, y para cada uno en particular, le
sea un impedimento a un alma para encontrar la gran gracia de la unión con Él?
¿Sería posible que aquella que fue toda llena y sobreabundante de gracias, (y)
tan unida y transformada en Dios, que fue necesario que se encarnase en Ella, impida
que un alma esté perfectamente unida a Dios?
Ciertamente que la vista de las otras creaturas,
aunque santas, podría tal vez, en ocasiones, retardar la unión divina; pero no
María, como he dicho y no me cansaré de decirlo siempre. Una de las razones que
explican por qué son tan pocas las almas que llegan a la plenitud de la edad de
Jesucristo es el que María –que es, ahora como siempre, la Madre del Hijo y la
Esposa fecunda del Espíritu Santo– no está bastante formada en sus corazones.
Quien quiera tener el fruto bien maduro y bien formado, debe tener el árbol que
lo produce. Quien quiera tener el fruto de vida -Jesucristo-, debe tener el
árbol de vida que es María. Quien quiera tener en sí la operación del Espíritu
Santo, debe tener a su Esposa fiel e indisoluble, la divina María, que lo hace
fértil y fecundo, como lo hemos dicho antes.
165 Persuádete, pues, de que cuanto más mires a
María en tus oraciones, contemplaciones, acciones y padecimientos –si no de
manera clara y explícita, al menos con una mirada general e implícita–, y más
perfectamente hallarás a Jesucristo, que está siempre con María, grande, poderoso,
operante e incomprensible, y más que en el cielo y en ninguna otra creatura del
universo.
Así, bien lejos de que la divina María, toda perdida
en Dios, se convierta en un obstáculo a los perfectos para llegar a la unión
con Dios, no ha habido hasta ahora y no habrá jamás creatura que nos ayude más
eficazmente en esta gran obra; ya sea por
las gracias que para ello te comunicará -pues nadie se llena del pensamiento de Dios sino por Ella, dice
un santo N.1: Nemo cogitatione Dei repletur nisi per te; ya por las ilusiones y
engaños del maligno espíritu, de los que Ella te protegerá.
N.1: S. Germán de Constantinopla (Sermo 2 in Dormitione, cit. S.A. VI, 37)
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