sábado, 12 de diciembre de 2020

Quien quiera avanzar por el camino de la perfección y hallar segura y perfectamente a Jesucristo, que abrace con un corazón grande esta devoción a la Santísima Virgen (TVD, 168)

 


168. Cualquiera, pues, que sin temor a ilusiones -cosa ordinaria entre personas de oración-, quiera avanzar por el camino de la perfección y hallar segura y perfectamente a Jesucristo, que abrace con un corazón grande, corde magno et animo volenti (N.1), esta devoción a la Santísima Virgen, que quizás no hubiese conocido aún. Que entre en este camino excelente que le era desconocido y que ahora le muestro: Excellentiorum viam vobis demonstro (N2). Es un camino trazado por Jesucristo, la Sabiduría encarnada, nuestra única cabeza; el miembro que vaya por él no puede equivocarse.

Es un camino fácil, a causa de la plenitud de la gracia y unción del Espíritu Santo que lo llena; nadie se cansa ni retrocede si transita por él. Es un camino corto, que en poco tiempo nos lleva a Jesucristo. Es un camino perfecto, donde no hay nada de barro, ni de polvo, ni la menor inmundicia de pecado. Es, finalmente, un camino seguro, que nos conduce a Jesucristo y a la vida eterna de manera directa y segura, sin desviarnos ni a la derecha ni a la izquierda. Entremos, pues, en este camino y avancemos por él día y noche, hasta la plenitud de la edad de Jesucristo (N3).

N.1 II Mac 1, 3.

N.2: I Cor., XII, 31

N.3 Cf. Efes. , IV, 13

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