jueves, 17 de diciembre de 2020

Esta devoción es un medio admirable de perseverancia (TVD, 173)

 



ARTICULO VIII

Esta devoción es un medio admirable de perseverancia

173. Finalmente, lo que más poderosamente nos impele, de alguna manera, a abrazar esta devoción a la Santísima Virgen es el constituir un medio admirable para perseverar en la virtud y ser fiel. Pues ¿a qué se debe, en efecto, que la mayor parte de las conversiones de los pecadores no sean durables? ¿A qué se debe que se recae tan fácilmente en el pecado? ¿A qué se debe que la mayor parte de los justos, en vez de adelantar de virtud en virtud y adquirir nuevas gracias, pierden muchas veces las pocas virtudes y gracias que poseían? Esta desgracia proviene, como he mostrado anteriormente (N.1), de que el hombre, al ser tan corrompido, tan débil y tan inconstante, confía en sí mismo, se apoya en sus propias fuerzas y se cree capaz de guardar el tesoro de sus gracias, de sus virtudes y méritos.

Por esta devoción confiamos a la Santa Virgen, que es fiel, cuanto poseemos; la tomamos por depositaria universal de todos nuestros bienes de naturaleza y gracia. Confiamos en su fidelidad, nos apoyamos en su poder y nos fundamos en su misericordia y caridad, para que Ella conserve y aumente nuestras virtudes y méritos a pesar del demonio, el mundo y la carne, que hacen esfuerzos para arrebatárnoslos. Le decimos como el hijo a su madre y el fiel  siervo a su señora: Depositum custodi (N.2) Mi buena Madre y Señora, reconozco que he recibido hasta ahora más gracias de Dios por tu intercesión de las que yo merecía, y que mi funesta experiencia me enseña que llevo este tesoro en un vaso muy frágil, y que soy demasiado débil y demasiado miserable para conservarlo en mí mismo: adolescentulus sum ego et contemptus (N.3). Recibe en depósito cuanto poseo y consérvamelo con tu fidelidad y tu poder. Si tú me guardas, no perderé nada; si me sostienes, no caeré; si me proteges, estaré a cubierto de mis enemigos.

N. 1 cf. 5ta. verdad fundamental, nros. 87-89.

N. 2 ¡Conserva el depósito! (1Tim VI, 20)

N. 3 Soy pequeño y despreciable (Sal 119 [118]), 141).



No hay comentarios:

Publicar un comentario