224. 3 – Porque la Santa Virgen, queriendo bien, por una gran
caridad, recibir en sus manos virginales el regalo de nuestras acciones, Ella
les comunica una belleza y un esplendor admirables; las ofrece por sí misma a
Jesucristo, y sin dificultad, puesto que Nuestro Señor es más glorificado así
que si se las ofreciésemos por nuestras manos criminales.
225. 4 – Finalmente, porque no piensas jamás en María sin que
María, en tu lugar, piense en Dios; ni alabas ni honras nunca a María sin que
María, contigo, alabe y honre a Dios. María es toda relativa a Dios, y yo la
llamaré muy bien la relación de Dios,
que no existe sino en relación a Dios, o el
eco de Dios, que no dice ni repite sino Dios.
Si tú dices María, Ella dice Dios. Santa Isabel alabó a María y la
llamó bienaventurada por haber creído. María, el eco fiel de Dios, exclamó: Magnificat anima mea Dominum: Mi alma engrandece
al Señor (Lc. 1, 40). Lo que hizo María en esta ocasión, lo hace todos los días:
cuando la alabamos, la amamos, la honramos o le damos algo, Dios es alabado, Dios
es amado, Dios es honrado, se le da a Dios por María y en María.
Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge
PÈRES MONTFORTAINS (Cie de Marie)
Todas las citas bíblicas pertenecen a la obra de San Luis María y son tomadas de la Biblia Vulgata, biblia oficial de la Santa Iglesia traducida de los manuscritos originales por San Jerónimo, Doctor de la Iglesia
Traducido del original francés por este blog IPSA CONTERET, privilegiando las expresiones originales del Santo sobre expresiones castellanas más habituales
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