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Nuestra Señora de El Buen Suceso - Monasterio de la Inmaculada Concepción (Quito) |
122. Es necesario destacar aquí
que hay dos cosas en las buenas obras que hacemos, a saber: la satisfacción y
el mérito, o bien, el valor satisfactorio o impetratorio, y el valor meritorio.
El valor satisfactorio o impetratorio de una buena obra es esa buena acción en
cuanto satisface por la pena debida por el pecado , u obtiene alguna nueva
gracia; el valor meritorio o el mérito, es una buena obra en cuanto merece la
gracia y la gloria eterna. Ahora bien, en esta consagración de nosotros mismos
a la Santísima Virgen , le damos todo el valor satisfactorio, impetratorio y
meritorio, es decir las satisfacciones y los méritos de todas nuestras buenas
obras; le damos nuestros méritos, nuestras gracias y nuestras virtudes, no para
que los comunique a otros (pues nuestros méritos, gracias y virtudes son,
propiamente hablando, incomunicables; y no ha habido sino Jesucristo que,
haciéndose nuestro fiador para con su Padre, ha podido comunicarnos sus
méritos), sino para que nos los conserve, aumente y embellezca, como diremos
más adelante (cfr. n° 146 y ss.); nosotros le damos nuestras satisfacciones
para comunicárselas a quien sea de su agrado, y para la mayor gloria de Dios.
Comentario de IPSA CONTERET: ...para que nos los conserve, aumente y embellezca,
Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge
PÈRES MONTFORTAINS (Cie de Marie)
©Traducido del original francés por este blog IPSA CONTERET
A.M.M.G.
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