miércoles, 29 de diciembre de 2021

Es necesario entregarse al espíritu de María para ser movidos por él y gobernados de la manera que Ella quiera. Es necesario ponerse y abandonarse entre sus manos virginales como un laúd en manos de un buen tañedor (TVD, 259-60)

 





 259. A fin de que el alma se deje gobernar por este espíritu de María, es necesario: 1°- Renunciar a su propio espíritu, a sus propias luces y voluntades antes de hacer cosa alguna: por ejemplo, antes de rezar, celebrar u oír la santa Misa, comulgar, etc.; pues las tinieblas de nuestro propio espíritu y la malicia de nuestra propia voluntad y operación, si las seguimos, por más que nos parezcan buenas, pondrían obstáculo al espíritu de María. 2°- Es necesario entregarse al espíritu de María para ser movidos por él y gobernados de la manera que Ella quiera. Es necesario ponerse y abandonarse entre sus manos virginales como un instrumento en las manos del obrero, como un laúd en manos de un buen tañedor. Hay que perderse y abandonarse en Ella, como una piedra que se tira al mar: lo cual se hace simplemente y en un instante, con una sola mirada del espíritu, por un ligero movimiento de la voluntad o verbalmente diciéndole, por ejemplo: Yo renuncio a mí mismo, yo me doy a Vos, mi querida Madre.  Y aunque no se sienta dulzura sensible alguna en este acto de unión, no por eso deja de ser verdadero: tanto como si se dijera –lo que Dios no permita-: yo me entrego al diablo, con igual sinceridad, aunque se lo diga sin cambio sensible alguno, no sería menos verdadera nuestra entrega al demonio. 3°- Es necesario, cada tanto, durante la acción y después de ésta, renovar el mismo acto de ofrecimiento y de unión; cuanto más lo hagamos, más pronto nos santificaremos, y más pronto llegaremos a la unión con Jesucristo, que sigue siempre necesariamente a la unión con María, porque el espíritu de María es el espíritu de Jesús.

[§ 2° - Hacer todas sus acciones con María]

260. 2- Es necesario hacer nuestras acciones con María: es decir que hace falta, en nuestras acciones, mirar a María como un modelo acabado de toda virtud y perfección que el Espíritu Santo ha formado en una pura creatura, para imitarla según nuestro corto alcance.  Hace falta, luego, que en cada acción miremos cómo María la hizo o la haría, si estuviera en nuestro lugar. Para eso debemos examinar y meditar las grandes virtudes que Ella ha practicado durante su vida, particularmente: 1° – su Fe viva, por la cual creyó sin dudar la palabra del ángel; Ella creyó fiel y constantemente hasta el pie de la cruz sobre el Calvario; 2° – su humildad profunda, que la hizo ocultarse, callar, someterse a todo y ponerse en último lugar, 3°- su pureza toda divina que jamás tuvo ni tendrá jamás su igual bajo el cielo, y, en fin, todas sus demás virtudes.

Acordémonos –lo repito una segunda vez- que María es el grande y único molde de Dios, propio para hacer imágenes vivas de Dios, a poca costa y en poco tiempo; y que un alma que ha encontrado este molde y que se pierda en él, pronto se verá transformada en Jesucristo, a quien este molde representa al natural.[ver 218 y ss.]

Comentario de IPSA CONTERET:

Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge

PÈRES MONTFORTAINS (Cie de Marie)

Todas las citas bíblicas pertenecen a la obra de San Luis María y son tomadas de la Biblia Vulgata, biblia oficial de la Santa Iglesia traducida de los manuscritos originales por San Jerónimo, Doctor de la Iglesia


Traducido del original francés por este blog IPSA CONTERET, privilegiando las expresiones originales del Santo sobre expresiones castellanas más habituales
A.M.M.G.

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