lunes, 29 de noviembre de 2021

Este misterio de la Encarnación es un compendio de todos los misterios, que encierra la voluntad y la gracia de todos ellos (TVD, 247-8)

 

El maravilloso cuadro de la Anunciación, por el Beato Angelico

247. 3° – Esta manera de hablar muestra mejor la unión íntima que hay entre Jesús y María. Ellos están tan íntimamente unidos que el uno está todo en el otro: Jesús está todo en María, y María toda en Jesús; o más bien, ella no es, sino Jesús, es solo y todo en Ella; y antes separaríamos la luz del Sol que a María de Jesús. De manera que se puede llamar a Nuestro Señor Jesús de María, y a la Santa Virgen María de Jesús.

 248. No permitiendo el tiempo que me detenga aquí para explicar las excelencias y grandezas del misterio de Jesús viviendo y reinando en María, o de la Encarnación del Verbo, me limitaré a decir en tres palabras que éste es el primer misterio de Jesucristo, el más escondido, el más alto y el menos conocido; y que es en este misterio que Jesús, de común acuerdo con María, en su seno -que por eso es llamado por los santos Aula sacramentorum, la sala de los secretos de Dios-, escogió a todos los elegidos; que es en este misterio donde obró todos los misterios de su vida que vinieron después, por la aceptación que hizo de él: por eso Jesús , al entrar en el mundo, dice: Mira que vengo a hacer tu voluntad (Jesus ingrediens mundum dicit: Ecce venio ut faciam, voluntatem tuam, etc. Hbr., 5,9); y, en consecuencia, que este misterio es un compendio de todos los misterios, que encierra la voluntad y la gracia de todos ellos; en fin, que este misterio es el trono de la misericordia, de la liberalidad y de la gloria de Dios. 

El trono de su misericordia para nosotros porque, como no es posible acercarse a Jesús sino por María, no se puede ver a Jesús ni hablarle sino por intermedio de María. Jesús…, que atiende siempre a su querida Madre, y concede siempre su gracia y su misericordia a los pobres pecadores: Adeamus ergo cum fiducia ad thronum gratiae (Lleguémonos siempre con confianza al trono de la gracia, Hbr. 4, 16).

Es el trono de su liberalidad para con María porque, mientras este nuevo Adán permaneció en este verdadero paraíso terrenal, obró en él tantas maravillas a las ocultas que ni los ángeles, ni los hombres las entienden; es por eso que los santos llaman a María la magnificencia de Dios: Magnificentia Dei (Ric. de St. Laurent, De Laud. Virg., 1,4), como si Dios no fuese magnífico sino en María: Solummodo ibi magnificus (est) Dominus (Is. 33, 21).

Es el trono de su gloria para su Padre, porque es en María que Jesucristo aplacó perfectamente a su Padre, irritado contra los hombres; que reparó perfectamente la gloria que el pecado le había arrebatado; y que, por el sacrificio que hizo de su voluntad y de sí mismo, le dio más gloria que la que jamás le dieran todos los sacrificios de la antigua Ley, y finalmente que en Ella le dio una gloria infinita, que jamás había recibido del hombre.

Comentario de IPSA CONTERET:

Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge

PÈRES MONTFORTAINS (Cie de Marie)

Todas las citas bíblicas pertenecen a la obra de San Luis María y son tomadas de la Biblia Vulgata, biblia oficial de la Santa Iglesia traducida de los manuscritos originales por San Jerónimo, Doctor de la Iglesia


Traducido del original francés por este blog IPSA CONTERET, privilegiando las expresiones originales del Santo sobre expresiones castellanas más habituales
A.M.M.G.

 





No hay comentarios:

Publicar un comentario