sábado, 15 de marzo de 2014

Cap. II - Lamentable ceguera, aún de doctores, que alejan de la devoción a María (TVD, 64)


Dios infinitamente perfecto se encarnó en la Ssma. Virgen, la criatura más bella y perfecta imaginable, para mejor reinar en las almas de los seres humanos. Es el plan de Dios, de infinita Sabiduría, el camino inmaculado y seguro para llegar a El a través de su Madre. Los protestantes y  jansenistas de los tiempos de San Luis María, y los modernistas y progresistas de nuestros tiempos -que él antevió con sus grandes luces proféticas- por soberbia rechazan el misericordioso plan divino. Su orgullo los lleva a rebelarse con ese orden jerárquico y amoroso, y con pretextos especiosos desvían las almas de la devoción a María, sobre todo a aquellas que quieren quedar bien y merecer su aplauso, y figurar, en lugar de entrar en Aquella que es la "Ciudad de Dios" y Reina de los siglos venideros.



64. Ante esto, mi amable Maestro, ¿no es cosa sorprendente y lamentable ver la ignorancia y las tinieblas de todos los hombres de este mundo con respecto a vuestra santa Madre?
No me refiero tanto a los idólatras y paganos que, no conociéndoos, no se  han ocupado de conocerla; tampoco me refiero a los herejes y cismáticos que, habiéndose separado de Vos y de vuestra Santa Iglesia, no se cuidan de ser devotos de vuestra Santa Madre. Hablo de los cristianos católicos, e incluso de los doctores entre los católicos que, haciendo profesión de enseñar las verdades a los otros, no Os conocen, ni a vuestra Santa Madre, sino de un modo especulativo, seco, estéril e indiferente.
Estos señores no hablan sino rara vez de vuestra Santa Madre y de la devoción que se le debe tener, pues temen –según dicen- que se abuse de ello, que se Os haga injuria honrando demasiado a vuestra Santa Madre.
Si ven u oyen a algún devoto de la Ssma. Virgen hablar con frecuencia de la devoción a esta buena Madre, de un modo tierno, fuerte y persuasivo, como de un medio seguro, sin ilusión, de un camino corto, sin peligro, de una vía inmaculada sin imperfección y de un secreto maravilloso para encontraros y amaros perfectamente, claman contra de él y le dan mil falsas razones para probarle que no debe hablar tanto de la Virgen, que hay grandes abusos en esta devoción, y que hace falta aplicarse a destruirlos y a hablar de Vos más que a llevar los pueblos a la devoción a la Ssma. Virgen a quien ya aman bastante.
Algunas veces se les oye hablar de la devoción a vuestra Santa Madre, no para inculcarla y persuadir de ella, sino para destruir los abusos que se cometen, mientras que estos señores son sin piedad y sin devoción tierna por Vos, pues no la tienen por María. Consideran el rosario, el escapulario, el tercio, como devociones de mujercitas, propias de ignorantes, sin las cuales se puede alcanzar la salvación.
Y si cae en sus manos algún devoto de la Santa Virgen que reza su rosario o practica alguna otra devoción en su honor, le cambian pronto el espíritu y el corazón. En lugar del rosario, le aconsejan rezar los siete salmos; en lugar de la devoción a la Santa Virgen, le aconsejan la devoción a Jesucristo.
Oh mi amable Jesús,
¿tienen estos tales vuestro espíritu?
¿Os complacen actuando así?
¿Es de vuestro agrado no hacer todos los esfuerzos para complacer a vuestra Madre por temor a desagradaros? 
La devoción a nuestra Santa Madre ¿impide la vuestra?
¿Se atribuye Ella el honor que se le rinde?
¿Forma, acaso, un bando aparte?
¿Se trata de una extranjera, sin lazo alguno con Vos?
¿Quererla complacer es desagradaros?
Darse a Ella y amarla ¿es separarse o alejarse de vuestro amor? 

San Luis María Grignion de Montfort, Traité de la Vraie Dévotion à la Sainte Vierge, ít. 64, pp. 63-4, PÈRES MONTFORTAINS, Louvain (Belgique), 6e édition, 48e-62e mille

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