lunes, 17 de marzo de 2014

Cap. II - Dadme parte de los sentimientos que tenéis por v. Santa Madre (TVD, 65-7)



65. Sin embargo, mi amable Maestro, la mayor parte de los sabios, en castigo de su orgullo, no alejarían más [a los demás] de la devoción a vuestra Santa Madre, y no transmitirían más indiferencia [hacia ella] que si todo lo que acabo de decir no fuera cierto.
Guárdame, Señor, guárdame de sus sentimientos y sus prácticas, y dadme alguna parte de los sentimientos de agradecimiento, de estima, de respeto y de amor que tenéis por vuestra Santa Madre, para que yo Os ame y glorifique tanto más que Os imite y Os siga más de cerca.
66. Como si hasta aquí no hubiese dicho nada en honor de vuestra Santa Madre, concededme la gracia de alabarla dignamente: Fac me digne tuam Matrem collaudare, a pesar de todos sus enemigos, que son los vuestros, y que yo les diga en alta voz con los santos: “Non praesumat aliquis Deum se habere propitium qui benedictam Matrem offensam habuerit. - Que no presuma de recibir la misericordia de Dios, aquel que ofenda a su Santa Madre”.
67. Y para obtener de vuestra misericordia una verdadera devoción a vuestra Santa Madre, y para inspirarla a toda la tierra, haced que yo Os ame ardientemente, y recibid para ello la oración ardiente que Os hago con San Agustín [*] y vuestros verdaderos amigos
[(*) Meditationum, lib. I, cap. XVIII, n. 2 (inter opera S. Augustini)]:
“+ Tu es Christus, pater meus sanctus, Deus meus pius, rex meus magnus, pastor meus bonus, magíster meus unus, adjutor meus optimus, dilectus meus pulcherrimus, panis meus vivus, sacerdos meus in aeternum, dux meus ad patriam, lux mea vera, dulcedo mea sancta, via mea recta, sapientia mea praeclara, simplicitas mea pura, concordia mea pacifica, custodia mea tota, portio mea bona, salus mea sempiterna…
“Christe Jesu, amabilis Domine, cur amavi, quare concupivi in omni vita mea quidquam praeter te Jesum Deum meum? Ubi eram quando tecum mente non eram?
“Jam ex hoc nunc, omnia desideria mea, incalescite et effluite in Dominum Jesum; currite, satis hactenus tardastis; properate quo pergitis; quaerite quem quaeritis. Jesu qui non amat te anathema sit; qui te non amat amaritudinibus repleatur…
“O dulcis Jesu, te amet, in te delectetur, te admiretur omnis sensus bonus tuae conveniens laudi.
“Deus cordis mei et pars mea, Christe Jesu, deficiat cor meum spiritu suo, et vivas tu in me, et concalescat in spiritu meo vivus carbo amoris tui, et excrescat in ignem perfectum; ardeat jugiter in ara cordis mei, ferveat in medullis meis, flagret in absconditis animae meae; in die consummationis meae consummatus inveniar apud te…Amen.”
He querido poner en latín esta admirable oración de San Agustín para que las personas que lo entiendan la recen todos los días para pedir el amor de Jesús que buscamos por la divina María.

Agregamos la oración en castellano:
Oración de San Agustín

Tú eres, Cristo, mi padre santo, mi Dios lleno de misericordia, mi rey infinitamente grande; Tú eres mi buen pastor, mi único maestro,  mi excelente auxilio, mi bienamado de belleza arrobadora, mi pan vivo,  mi sacerdote eterno; Tú eres mi guía hacia la patria, mi luz verdadera, mi dulzura santísima, mi camino  recto; Tú eres mi sabiduría radiante de claridad, mi simplicidad pura y sin mancha, mi concordia pacífica, mi entera custodia, mi herencia preciosa, mi salvación eterna…
Oh Jesucristo, amable Señor, ¿por qué he amado, por qué he deseado en toda mi vida otra cosa sino Vos? ¿Dónde estaba cuando no pensaba en Ti? Ah, que al menos desde este momento mis deseos se inflamen y desborden en Jesús, mi Señor;  corred, que ya bastante habéis tardado; daos prisa de alcanzar el fin al que aspiráis, buscad realmente a quien  buscáis.
Oh Jesús, que quien no te ama, sea anatema! Que quien no te ama sea colmado de amarguras! Dulce Jesús, que yo te ame, que en ti me deleite, que en ti se admire todo buen corazón preparado para tu gloria.
Dios de mi corazón  y de mi herencia, Cristo Jesús, que mi corazón desfallezca en lo más íntimo, y que seas Tú quien  vivas en mí, y que arda en mi espíritu la brasa viva de tu amor, y crezca hasta ser fuego perfecto; que arda perennemente en el altar de mi corazón, que inflame mis entrañas, que incendie las profundidades de mi alma; que en el día de mi consumación comparezca consumado ante Ti. Amén.

Traducido del original francés conservando todo lo posible la forma de hablar del Santo


No hay comentarios:

Publicar un comentario