48. Estas grandes almas, llenas de gracia y de celo, serán escogidas para oponerse a los enemigos de Dios, que bramarán de todos lados, y serán marcadamente devotas de la Santísima Virgen, esclarecidas por su luz, alimentadas con su leche, guiadas por su espíritu, sostenidas por su brazo y guardadas bajo su protección, de modo que combatirán con una mano y edificarán con la otra 1) (II ESDRAS, IV,17). Con una mano combatirán, derribarán, aplastarán a los herejes con sus herejías, a los cismáticos con sus cismas, a los idólatras con su idolatría, y a los pecadores con sus impiedades; y con la otra mano edificarán el templo del verdadero Salomón y la mística ciudad de Dios, es decir, la Santísima Virgen, llamada por los santos Padres el templo de Salomón y la ciudad de Dios. Ellos llevarán a todo el mundo, por sus palabras y sus ejemplos, a su verdadera devoción, lo que les granjeará muchos enemigos, pero también muchas victorias y gloria para sólo Dios. Es lo que Dios reveló a San Vicente Ferrer, gran apóstol de su siglo, como él lo ha suficientemente señalado en una de sus obras.
Es lo que el Espíritu Santo parece haber predicho en el Salmo 58, por estas palabras: “Et scient quia Deus dominabitur Jacob et finium ter rae; convertentur ad vesperam, et famem patientur ut canes, et circuibunt civitatem 1). – Para que sepan que el Señor reina en Jacob y hasta los confines de la tierra. Ellos volverán hacia la tarde: padecerán hambre como perros, y andarán rondando la ciudad”
Esta ciudad que los hombres hallarán al fin del mundo para convertirse, y para saciar el hambre que tendrán de justicia, es la Santísima Virgen, llamada por el Espíritu Santo villa y ciudad de Dios 2).
1) Vers. 14 y 15. [Nota de la Redacc.: ver en Ed. Vulgata, Ps. 58:7]
2) Ps. 86, 3. [N. de la R: “Gloriosa dicta sunt de te, civitas Dei!” B. Vulgata]
Comentario
El espíritu se queda abismado ante tan grandioso y misterioso panorama. La dorada imagen de la "Civitas Dei", las almas escogidas para luchar contra los enemigos de Dios que bramarán de todos lados, la visión de los que, como perros, sufrirán hambre y andarán rondando la ciudad en busca de Justicia, que saciarán en esa Ciudad de Dios, que es la Ssma. Virgen, que es su reinado sobre las almas predicho por San Luis María, nos llena de admiración y nos invita a la contemplación y a la oración para que esas luminosas y misteriosas promesas se hagan realidad lo antes posible, cuando Dios lo quiera...
Alma de Cristo
ResponderEliminarAlma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Alma de Cristo
ResponderEliminarAlma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.