jueves, 25 de diciembre de 2008

Intr.,6: "Es el grande y divino mundo de Dios, donde hay bellezas y tesoros inefables" (TVD, 6)

6. Yo digo con los santos: la divina María es el paraíso terrenal del nuevo Adán, en el que se ha encarnado por obra del Espíritu Santo, para obrar allí maravillas incomprensibles. Es el grande y divino mundo de Dios, donde hay bellezas y tesoros inefables. Es la magnificencia del Altísimo, donde El ha escondido, como en su seno, a su Hijo único, y en El a todo cuanto hay de más excelente y de más precioso. ¡Oh! ¡Oh! Cuántas cosas grandes y escondidas ha hecho este Dios poderoso en esta criatura admirable, como Ella misma se ve obligada a decirlo, pese a su humildad profunda: Fecit mihi magna qui potens est (3)! El mundo no las conoce, porque el es incapaz e indigno de ello. (3) [Ha hecho en mí cosas grandes Aquel que es poderoso] San Lucas I, 49.
Comentario
San Luis María tenía la gracia de una percepción profunda de los misterios de la Ssma. Virgen. En contraste con el progresismo filo-protestante, y con la tendencia que éste creó en ciertos fieles, "animadores" y otras personas que se sienten autorizadas para ejercer influencia, que nos presentan a la Madre de Dios como "una criatura igual que cualquier otra", él nos enseña que Dios ha obrado en Ella cosas grandes y escondidas. No son palabras poéticas ni románticas: son verdades de Fe que sólo con ayuda de la gracia se comprenden...
La humildad supone reconocer lo que somos y lo que son los demás. Supone reconocer y adorar la infinita Grandeza de Dios. Hoy, en que tanto se habla de humildad, pidámosle a San Luis María que nos obtenga esta luminosa virtud para sentirnos pequeños delante de la Virgen y poder admirar los predicados que Dios puso en Ella .
Que Nuestra Señora , Medianera de todas las gracias, nos dé luces sobrenaturales para conocer sus bellezas y tesoros inefables y a valorar "todo cuanto hay de más excelente y de más precioso" en la Creación, de la que Ella es obra maestra. Si no somos capaces de admirar estos atributos insondables pero limitados, ¿seremos capaces de adorar la infinita perfección de Dios?
En los seres creados, Dios en su Sabiduría quiso hacer brillar por reflejo su Grandeza y Belleza. Esto se extiende a ciertos fenómenos naturales, como un volcán en erupción, y a las obras de la civilización cristiana: un parque, un palacio, un manuscrito iluminado de los tiempos de San Luis, la flecha de una catedral gótica, reflejan atributos de Dios.
Ella, como Reina de todo lo creado, es el vitral donde se encuentran los absolutos reflejados por las maravillas creadas.

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