Ermita de la Sagrada Imagen Peregrina Internacional de Ntra. Sra. de Fátima en la calle que lleva su nombre - Sañogasta - La Rioja - Argentina
En vísperas del 13 de mayo, y siendo el Mensaje de Fátima el faro que ilumina y da sentido -el más profundo- a la situación que nos toca vivir, hemos considerado oportuno difundir las palabras de la Ssma. Virgen tal como las reprodujo la Hna. Lucía en sus escritos, según la versión fidedigna del investigador brasileño Antonio Augusto Borelli Machado, discípulo del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira, difundida en el mundo entero.
Las diversas apariciones van acompañadas de un breve comentario del autor del texto que hoy publicamos, Prof. Luis Mesquita Errea (*), que tiene por objeto facilitar la comprensión y el aprovechamiento del mensaje de Nuestra Señora.
Este texto fue difundido por el Comité de Recepción y Homenaje a la Sagrada Imagen Peregrina Internacional de Nuestra Señora de Fátima, en las dos memorables visitas que, por invitación especial de S.E., el Señor Obispo de La Rioja, Mons. Fabriciano Sigampa (actual Arzobispo de Resistencia, Chaco) hizo esta milagrosa talla que lloró repetidas veces en Nueva Orléans, EE.UU., en 1972. En la foto la vemos en el momento de la despedida, al salir de su ermita en Sañogasta, Prov. de La Rioja, en la calle que lleva su nombre, y que es la primera en el mundo que tiene ese privilegio.
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(*) Presidente a la sazón del Comité de Recepción y Homenaje a la Sda. Imagen Peregrina Internacional de Ntra. Sra. de Fátima
Las Profecías de Fátima y el triunfo del Inmaculado Corazón de María
Luis María Mesquita Errea
Comité de Recepción y Homenaje a la
Imagen Peregrina Internacional de la Virgen de Fátima
Calle Imagen Peregrina de Ntra. Sra. de Fátima s/n
(5367) Sañogasta – Depto. Chilecito – Prov. de La Rioja
Introducción
En 1 9 1 7, Nuestra Señora apareció a tres pastorcitos en Portugal para darles un mensaje dirigido a todos los hombres. En esencia, señaló los graves desvíos de la humanidad, envuelta en un proceso de creciente destrucción de la Civilización Cristiana que floreciera durante siglos. La Ssma. Virgen habló de costumbres inmorales que ofenderían mucho a Dios y de la difusión de los "errores de Rusia'', como elementos claves de ese proceso.
Ella advirtió que el mundo debe cambiar de rumbo pues, de lo contrario, grandes castigos caerán sobre él.
Como Madre de Misericordia y Medianera de todas las Gracias, nos señaló estos males para evitarlos y nos dio medios especiales para salir de esa situación de pecado y del castigo que ésta atrae.
La situación actual de la humanidad es precaria. Grandes crisis de toda clase asolan al mundo, a lo que se suma la nueva amenaza del terrorismo musulmán. Hoy más que nunca es necesario que la opinión católica tome conocimiento de las revelaciones de la Santísima Virgen. Es necesario un cambio profundo, una vuelta al hogar paterno, si no queremos desafiar la Justicia Divina. Sin embargo, el Mensaje permanece desconocido, lo que da pie para que se difundan falsas versiones.
Luego de participar de tres visitas de la Sagrada Imagen Peregrina Internacional de la Virgen de Fátima, recibida con tanta devoción por el pueblo católico, creemos un imperativo de conciencia contribuir a divulgar las palabras de Nuestra Señora para sacarlas del cono de sombra en que se encuentran. Lo hacemos desde la perspectiva de la doctrina católica tradicional, siguiendo las enseñanzas de un gran Maestro, el Prof. Plinio Correa de Oliveira, cuyos escritos fueron calificados por la Santa Sede, en 1964, de "eco fidelísimo de todos los documentos del supremo Magisterio de la Iglesia".
Deseamos así servir a la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana y colaborar en que todos los hombres puedan recibir la luminosa promesa de la Virgen en Fátima:
“Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”
La Rioja, noviembre de 2001
Capítulo I
En el cielo azul. una misteriosa estatua de nieve
Nos trasladamos con los ojos del alma a la privilegiada región que fue teatro de las apariciones de Fátima. Una zona rural montañosa y pedregosa, donde los pobladores viven en pequeñas aldeas antiquísimas, con sus quintas y huertos. Al despuntar el día, tres niños salen al campo animando su bulliciosa majada de ovejas. Son Lucía de Jesús dos Santos y los hermanitos Francisco y Jacinta Marto.
En los campos quebrados, con sus hierbas fragantes y sus cadenas de sierras que forman misteriosas series de murallas azuladas, se juntan con otros niños de la aldea que andan cuidando la majada familiar.
Estamos, en 1916, en Portugal, la gran nación ibérica de navegantes y colonizadores, desde cuyo pequeño territorio continental partieron legiones de hombres emprendedores a plantar la cruz en tierras lejanas del Asia, Africa y América. En las conversaciones de los niños pastores, en medio de sus rondas, sus juegos, sus adivinanzas y sus lecciones de catequesis que da la mayor, Lucía, algo nuevo y misterioso se había introducido. Durante varios meses del año anterior, en el encantador lugar Ilamado "Outeiro do Cabezo", venían viendo algo curioso. Por encima de la arboleda que bajaba hacia el valle, observaron tres veces algo similar a una nube. Se trataba de "una figura como una estatua de nieve, que los rayos del sol hacían algo transparente''.
Podemos imaginar, recortándose en el azul de zafiro del cielo, a esta estatua tan blanca que parecía de nieve, a la que el sol del cerro daba un atractivo fascinante. ¿Qué clase de figura sería? ¿Qué misterios luminosos y puros anunciaba?
Capítulo II
En el cerro, el Angel se hace presente
Tal vez los niños habían olvidado momentáneamente la misteriosa y deslumbrante figura nívea cuando jugaban en ese "otero” o mirador natural donde pastoreaban sus ovejas. En la apacible serenidad de la sierra, sienten de pronto un viento fuerte que los mueve a mirar hacia arriba de los árboles. ¿Qué ven? "Una luz más blanca que la nieve, con la forma de un joven transparente, más brillante que un cristal atravesado por los rayos del sol". Sus facciones eran de gran belleza y, ante los niños sorprendidos se presentó diciendo:
“No temáis, soy el Angel de la Paz. Rezad conmigo”.
El Angel se arrodilló e inclinó su frente hasta el suelo. Los niños lo imitaron y repitieron las siguientes palabras que él dijo tres veces:
-“Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”.
Luego se levantó, diciendo: “Rezad así. Los corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas”.
Capítulo III
Segunda aparición del Angel
Los niños jugaban junto al pozo de la casa de los Marto, los padres de Lucía. El Angel aparece sobre el pozo y les dice:
“¿Qué hacéis? Rezad, rezad mucho. Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios.
Lucía le pregunta cómo deben sacrificarse.
“De todo lo que podáis, ofreced a Dios un sacrificio de reparación por los pecados con que El es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así la paz sobre vuestra Patria. Yo soy su Angel de la guarda, el Angel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con resignación el sufrimiento que Nuestro Señor os envíe”. Y desapareció.
Capítulo IV
Tercera Aparición del Angel de Portugal
Ocurrió a principios de 1916 en una gruta del “Otero del Cabezo”. Los niños se habían postrado para rezar la oración enseñada por el Angel cuando advirtieron una luz desconocida.
“...vemos al ángel trayendo en la mano izquierda un cáliz sobre el cual está suspendida una Hostia de la que caían, dentro del cáliz, algunas gotas de sangre. Dejando el cáliz y la Hostia suspendidos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces la oración:
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente, te ofrezco el preciosísimo Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido Y por los infinitos méritos de su Santísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores''.
Luego el Angel da la Hostia a Lucía y el contenido del cáliz a Jacinta y a Francisco, diciéndoles:
``Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios".
Otros comentarios de Lucía
"La fuerza de la presencia de Dios era tan intensa que nos absorbía y aniquilaba casi por completo".
Más adelante, compara el efecto de las apariciones del ángel con las de la Santísima Virgen:
“No sé por qué las apariciones de Nuestra Señora producían en nosotros efectos muy diferentes. La misma alegría íntima y la misma paz y felicidad, pero en vez del abatimiento físico, sentíamos una cierta agilidad expansiva; en vez del aniquilamiento ante la Divina Presencia, era un exultar de alegría...”.
Capítulo V
¿Qué nos dice el Angel?
Es interesante pensar un poco en las palabras del Angel precursor de las apariciones de Nuestra Señora.
El da a entender que existe en el mundo un estado de pecado grave; que ese pecado llega hasta el punto donde la gravedad toca el propio Ser de Dios: el sagrario, el Santísimo Sacramento, brutalmente ofendido por los hombres. Deja entrever la tristeza y el enojo divino por esa ofensa; y de qué modo Dios en su bondad quiere ser consolado por estas pequeñas criaturas, por tres pastorcitos perdidos en el anonimato de una pequeña aldea de Portugal.
Cómo esto nos dice que lo que vale a los ojos de Dios no es lo que vale para nosotros. Idolatramos un futbolista, una actriz, algún desgraciado bufón que se burla de todo, como si la vida no fuese más que risa vana y sin sentido...
¡Qué contraste con la sacral seriedad del Angel! ¡Qué contraste con la escala de valores de Dios! El no llama a los que hacen mal uso de la fama, la riqueza y el poder para mantener un sistema de valores errado que, a fuerza de difundirlo, hoy nos parece normal.
El llama a tres niños en los que vive la inocencia bautismal v les pide oración y combate; una forma de combate que está en proporción con ellos: sacrificio, especialmente el sacrificio de aceptar con humildad y amor todo lo que Dios les mande, las cruces, los sinsabores, las probaciones, sostenidos por la gracia que Dios nunca niega.
Nuestra Señora, hermosa y apacible como la luna
Comparando las apariciones del Angel y de Nuestra Señora, Lucía pone una nota de alegría especial en estas últimas. Esto hace recordar las bellas palabras de San Luis María Grignion de Montfort basadas en San Buenaventura y San Bernardo:
“... imploremos confiadamente la ayuda e intercesión de María nuestra madre; Ella es buena, es tierna, nada hay en Ella de austero y terrible, ni de excesivamente sublime y deslumbrante.
“Al verla , vemos nuestra pura naturaleza. No es el sol, que con la fuerza de sus rayos podría deslumbrarnos por causa de nuestra debilidad, sino que es hermosa y apacible como la luna, que recibe su luz del sol y la templa para acomodarla a nuestro débil alcance. María es tan caritativa, que no rechaza a ninguno de los que imploran su intercesión, por muy pecadores que sean. pues, como dicen los santos, jamás se ha oído decir, desde que el mundo es mundo, que alguien haya recurrido confiada y perseveradamente a la Virgen y haya sido desechado.
Es tan poderosa, que jamás han sido desairadas sus peticiones. Le basta presentarse a su Hijo con algún pedido, para que El la reciba y le conceda inmediatamente lo que pide, pues siempre está amorosamente vencido por el regazo, las entrañas y los ruegos de su queridísima Madre” (“Tratado de la Verdadera Devoción a la Ssma. Virgen”, it. 85).
Capítulo VI
Apariciones de Nuestra Señora de Fátima
Dos años después de la misteriosa visión de la «estatua de nieve» y un año luego de las apariciones del Angel de Portugal, la misma Madre de Dios vino a manifestarse con su Mensaje de alcance universal, que Ella reveló por etapas en seis apariciones. Las apariciones -menos la cuarta- sucedieron en una finca de los padres de Lucía llamada «Cova de Iria», a un par de kilómetros de la aldea de Aljustrel donde vivían los chicos con sus familias.
La Virgen aparecía al mediodía, sobre un arbusto de la zona llamado «encina», de un metro de altura.
Durante las apariciones, los tres niños veían a la Virgen, pero su participación no era igual. Lucía, de 10 años, hablaba con Ella; Francisco, de 9, solamente la veía; y Jacinta, de 7, la veía y oía pero no hablaba con Ella.
Capítulo VII
Primera de las seis apariciones de la Ssma. Virgen a los tres pastorcitos: 13 de mayo de 1917 - Anuncio de que vendrá una séptima vez
Mientras los niños jugaban en la finca de “Cova de Iria” vieron dos resplandores semejantes a relámpagos. Al fijar sus ojos sobre la encina pudieron ver, deslumbrados, a la Santísima Virgen.
¿Cómo se les manifestó la celestial Señora? Acompañemos lentamente esta maravillosa descripción:
“Era una señora vestida toda de blanco, más brillante que el sol, y esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal, lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente”, relata Lucía.
Su rostro
Indescriptiblemente bello, no era “ni triste ni alegre, sino serio”, con aire de suave censura.
Las manos juntas, en posición de rezar, apoyadas en el pecho y dirigidas hacia arriba.
De la mano derecha colgaba un rosario. Su vestido parecía estar hecho sólo de luz. La túnica era blanca. Sobre ella vestía un manto del mismo color, con rebordes de oro, que cubría la cabeza dejando ver sólo el rostro. Este manto blanco con hilos de oro bajaba hasta los pies de la Ssma. Virgen.
La fisonomía de Nuestra Señora
Lucía nunca pudo describirla totalmente: no podía fijar la mirada en su rostro celestial, que la deslumbraba.
Nuestra Señora irradiaba una luz que envolvía a los niños, que se encontraban a un metro y medio de Ella.
En esta atmósfera tan especial -que recuerda a Moisés frente a la zarza ardiente- se dio el primer diálogo de María Santísima con los tres pastorcitos.
NUESTRA SEÑORA: «No tengáis miedo, yo no os hago daño».
LUCIA: «¿De dónde es Vuestra Merced?»
NUESTRA SEÑORA: «Yo soy del cielo» (y Nuestra Señora levantó la mano para señalar el cielo).
LUCIA: «¿Y qué es lo que Vuestra Merced quiere de mí?»
NUESTRA SEÑORA: “Vengo para pediros que volváis aquí durante seis meses seguidos, el día 13 y a esta misma hora. Después os diré quien soy y lo que quiero. Y volveré aquí una séptima vez».
LUCIA: «Y yo, ¿también voy al cielo?»
NUESTRA SEÑORA: «Sí, vas».
LUCIA: «¿Y Jacinta?».
NUESTRA SEÑORA: «También».
LUCIA: «¿y Francisco?».
NUESTRA SEÑORA: «También, pero tiene que rezar muchos rosarios».
LUCIA: «¿María de las Nieves ya está en el cielo?»
NUESTRA SEÑORA: «Sí, ya está».
LUCIA: «¿y Amelia?».
NUESTRA SEÑORA: «Estará en el purgatorio hasta el fin del mundo. ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que os quiera enviar, en reparación por los pecados con que El es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores?».
LUCIA: “Sí, queremos».
NUESTRA SEÑORA: «Vais, pues, a tener mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestro consuelo».
Fue al pronunciar estas palabras («la gracia de Dios, etc.») cuando abrió las manos por primera vez, comunicándonos una luz tan intensa como el reflejo que de ellas se expandía, que penetrándonos en el pecho y en lo mas íntimo del alma nos hacía vernos a nosotros mismos en Dios, que era esa luz, más claramente que lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces, por un impulso interior también comunicado, caímos de rodillas y repetimos interiormente: «¡Oh! Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento».
Pasados los primeros momentos añadió Nuestra Señora:
“Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra».
«Enseguida -describe la Hna. Lucía- comenzó a elevarse serenamente. subiendo en dirección al naciente, hasta desaparecer en la inmensidad de la distancia. La luz que la circundaba iba como abriendo un camino en la obscuridad de los astros».
Comentario
El relato es tan real y sobrenatural que aleja cualquier duda. Se hace sentir de una manera indecible la presencia maternal y regia de Nuestra Señora.
Se destaca el papel de la Santísima Virgen en el gobierno de las almas como verdadera Reina y Señora de todo lo creado. Nos trae al vivo el destino eterno de los hombres, en una época en que muy poco se enseñan los dogmas de fe católicos acerca de existencia del purgatorio y del infierno. Ella nos recuerda esta terrible realidad para nuestro bien, para que no se adormezca nuestra conciencia y con su gracia alcancemos el cielo.
La seriedad del asunto es realzada por la revelación de que Amelia “estará en el purgatorio hasta el fin del mundo”.
Capítulo VIll
2ª Aparición de Nuestra Señora: 13 de junio de 1917
La aparición de la Ssma. Virgen fue nuevamente precedida por un resplandor, reflejo de una luz que se aproximaba. Unos cincuenta espectadores allí presentes notaron cosas fuera de lo normal, como el inclinarse la copa de la encina bajo la acción de un peso.
LUCIA: “¿Vuestra Merced qué quiere de mí?”
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero».
Lucía pidió la curación de una persona enferma:
NUESTRA SEÑORA: «Si se convierte, se curará durante el año». LUCIA: «Quería pedirle que nos llevara al cielo».
NUESTRA SEÑORA: «Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve. Pero tú te quedarás aquí algún tiempo. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace le prometo la salvación; y serán amadas de Dios estas almas como flores puestas por mí para adornar su trono».
LUCIA: «¿Y me quedo aquí sola?».
NUESTRA SEÑORA: «No, hija. ¿Y tú sufres mucho? No desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios».
Al decir estas palabras -cuenta la Hna. Lucía- abrió las manos y nos comunicó, por segunda vez, el reflejo de aquella luz tan intensa. En ella nos veíamos como sumergidos en Dios. Francisco y Jacinta parecían estar en la parte que se elevaba hacia el cielo y yo en la que se esparcía por la tierra. Delante de la mano derecha de Nuestra Señora había un corazón rodeado de espinas que parecía se le clavaban por todas partes. Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de los hombres y que pedía reparación».
Cuando se desvaneció esta visión, la Señora, envuelta todavía en la luz que de Ella irradiaba, se elevó del arbusto sin esfuerzo, suavemente, en dirección al este, hasta desaparecer del todo. Algunas personas más próximas notaron que los brotes de la copa de la encina estaban inclinados en la misma dirección, como si los vestidos de Nuestra Señora los hubiesen arrastrado. Sólo algunas horas más tarde volvieron a su posición natural.
Comentario
Algunos aspectos que se destacan:
El llamado de Lucía para hacer conocer y amar a Nuestra Señora.
El designio de Dios de establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María.
La grande y consoladora promesa de Nuestra Señora: «a quien la abrace le prometo la salvación».
La misteriosa luz en que sentían la presencia divina.
La visión del Inmaculado Corazón ultrajado por los pecados y pidiendo reparación.
La misericordia de Nuestra Señora hacia los tres pastorcitos en el momento en que su Inmaculado Corazón es ultrajado.
Capítulo IX: Tercera aparición de Nuestra Señora: 13 de julio de 1917 - El Secreto de Fátima
Al ocurrir esta aparición, varios fenómenos indicaron la presencia de la Madre de Dios. El Señor Marto, padre de Jacinta y de Francisco, escuchaba un susurro, como un zumbido fuera de lo común.
LUCIA: «¿Vuestra Merced qué desea de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que volváis el 13 del mes que viene y que continuéis rezando el rosario todos los días, en honra de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella les podrá socorrer».
LUCIA: “Quería pedirle que nos dijera quién es y que hiciera un milagro con el que todos crean que Vuestra Merced se nos aparece”.
NUESTRA SEÑORA: “Continúen viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quien soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver, para que crean”.
A los pedidos de gracias y curaciones, Nuestra Señora responde recomendando el rezo del rosario para alcanzarlas. A un joven inválido, Nuestra Señora hace decir que no lo curará ni lo sacará de la pobreza, pero que si rezase el rosario todos los días en familia le daría los medios para ganarse la vida.
Luego continuó: «Sacrificáos por los pecadores y decid muchas veces, sobre todo cuando hagáis algún sacrificio: ¡Oh! Jesús, es por Vuestro amor; por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María».
Primera parte del Secreto: la visión del infierno
AI decir estas últimas palabras -cuenta Lucía- abrió de nuevo las manos, como en los dos meses anteriores. El reflejo (de luz que ellas irradiaban) pareció penetrar la tierra y vimos como un gran mar negro de fuego y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que flotaban en el incendio llevados por las llamas que de ellas mismas salían juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados -semejante al caer de las chispas en los grandes incendios- sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa.
La visión duró apenas un instante, durante el cual Lucía soltó un «¡ay!». Ella comentó que, si no fuese por la promesa de Nuestra Señora de llevarles al cielo, los videntes se habrían muerto de susto y pavor.
Segunda parte del Secreto:
El anuncio del castigo y de los medios para evitarlo
Asustados, pues, y como pidiendo socorro, los videntes levantaron los ojos hacia Nuestra Señora, que les dijo con bondad y tristeza:
NUESTRA SEÑORA: «Vísteis el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.
«Si hacen lo que Yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz.
«La guerra va a acabar, pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío Xl comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”.
Medios de impedirlo; castigos que sobrevendrán si no se atienden las palabras de Nuestra Señora
«Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora en los Primeros Sábados.
“Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas; por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.
“El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.
“En Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc.
“Esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí podéis decírselo''.
Pasados algunos instantes:
«Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: ¡Oh! Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, principalmente a las que más lo necesiten».
LUCIA: «¿Vuestra Merced no quiere nada más de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «No, hoy no quiero nada más de ti».
Y como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección al este, desapareciendo en la inmensa lejanía del firmamento.
Nota: Este mensaje permaneció secreto por mucho tiempo y es lo que se conoce como el Secreto de Fátima. Las dos primeras partes son la visión del infierno y la visión del castigo. Con relación a la tercera parte del Secreto, que continuaría a partir de la frase:
«... en Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc».
la Santa Sede publicó el texto que transcribimos en el cap. XlV. Dicha frase, que se refiere al problema de la conservación del dogma de la Fe, hace pensar a ciertos estudiosos del Mensaje de Fátima que podría relacionarse con la crisis interna de Fe en la Santa Iglesia. En el texto revelado, no aparece la continuación de ese "etcétera", circunstancia difícil de explicar.
Nota de febrero de 2006: al revisar este trabajo, cinco años después, la crisis de la Santa Iglesia se ha agravado de tal manera, que nos quedamos sumidos en una profunda perplejidad. Nos limitamos a decir que, de acuerdo a los hechos, la hipótesis de que la tercera parte del Secreto se refiera “a la crisis interna de la Fe en la Santa Iglesia”, parecería tornarse cada vez más plausible.
Capítulo X.
Un sencillo análisis de la 3ª Aparición
Llevar nuestras cruces – Eficacia del Rosario
Al principio de la tercera aparición, Lucía le pide a Nuestra Señora por enfermos y sufrientes.
Vemos aquí cómo, por razones misteriosas, Dios quiere a veces que suframos ciertos males para nuestro bien. Nos cuesta entenderlo. pero aún en esta vida el sufrimiento tiene un papel fundamental, de maduración, de fuerza de alma, etc. Una vida sin sufrimiento produce una sensación de vacío, de frustración.
Dice Santa Teresita, refiriéndose a los terribles sufrimientos que pasó durante la enfermedad de su padre, Monsieur Martin, que estas cruces nos permiten participar de los méritos infinitos de Nuestro Señor en la cruz y harán nuestra alegría y admiración en la vida futura.
Nuestra Señora, por amor a las almas, sin quitarles por completo el sufrimiento, que les gana méritos para la vida eterna, les da un gran alivio con el rezo del Rosario. El incalculable poder sobrenatural del Rosario es otro gran misterio de nuestra Fe, del cual hablaremos más adelante (ver Cap. XVII).
La visión del infierno
Nuestra Señora en su mensaje, como su Divino Hijo en el Evangelio, nos muestra que es saludable para las almas recordar esta terrible realidad. Pues el hombre real -no el imaginado por un hueco optimismo «light» o romántico- para cumplir la ley de Dios y poder salvarse, necesita tener presente lo que le pasará después de la muerte si no se convierte y enmienda sus costumbres pecaminosas.
Cómo esta visión contraría los esquemas de ciertos cristianos -y no son pocos, inclusive consagrados- que silencian totalmente el infierno o lo presentan no como lo hacen los santos, sino al gusto de su imaginación relativista, evitando el saludable sobresalto que nos trae su meditación. ¡Qué responsabilidad, poder alertar a otros de un peligro y no hacerlo! Si queremos tener devoción al Inmaculado Corazón de María, pidámosle la gracia de que el recuerdo de las penas eternas nos mueva a salvar las almas y a evitar el pecado para salvar la nuestra también.
La Comunión reparadora de los primeros sábados
Otra grave advertencia de Nuestra Señora: el pecado no sólo lleva las almas al infierno en la otra vida: también atrae el castigo divino en esta tierra. Existen voces que dicen: «Dios es bueno, Dios no castiga». Nada más contrario a las lecciones de la Historia Sagrada que negar que Dios, cuando es necesario, castiga -¡baste pensar en Sodoma y Gomorra o el Diluvio universal! Y nada más contrario a las lecciones de Fátima. Pues Dios, es infinitamente bueno e infinitamente justo, y nos da lo que merecemos: un premio o un castigo, y cuando nos castiga en esta vida, es para purificarnos y merecer la salvación eterna.
«La guerra va a acabar» dijo Nuestra Señora, y la I Guerra Mundial acabó. Fue la peor guerra conocida hasta entonces en la Historia. «Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío Xl comenzará otra peor».
Es esta una profecía doble; enseñó a Lucía con dos décadas de antecedencia quien sería el Papa, y predijo el terrible flagelo -incomparablemente mayor- de la II Guerra con respecto a la I. Esta vendría si los hombres continuasen pecando. Y así ocurrió.
Parte de su anuncio fue: «cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal...». La «gran señal» que Nuestra Señora anunció se vio en los cielos de Europa del 25 al 26 de enero de 1938. Ese año comenzó el castigo, que tuvo como una de sus manifestaciones más impresionantes las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Pero la dureza de los hombres parece superar la bomba atómica. Las ofensas a Dios y al Inmaculado Corazón de María no paran, ¡muy por el contrario!
Esto hizo anunciar a Nuestra Señora que un tercer castigo, aún mayor, vendrá si no se adoptan los remedios indicados por Ella para la conversión del mundo:
«Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados».
La consagración de Rusia
Debía hacerla el Santo Padre en unión con todos los Obispos de la tierra. Por razones que se desconocen, se realizaron algunas consagraciones, pero no hay seguridad plena acerca de si correspondieron a los términos pedidos por la Virgen.
La Comunión reparadora de los primeros sábados
Esta importantísima devoción, indicada por Nuestra Señora como otro medio para evitar el castigo, consiste en comulgar durante cinco meses, cada primer sábado -o en su defecto otro día-, confesándose, rezando un tercio (cinco decenas del Rosario) y haciendo una meditación de 15 minutos sobre los misterios del Rosario. Todo esto debe ofrecerse en desagravio del Inmaculado Corazón. Es triste constatar que esta práctica, aunque haya pequeñas minorías de fieles que la hagan, jamás se ha extendido entre los católicos.
Por lo tanto, es otro pedido «pararrayos», es otro remedio para evitar un nuevo castigo, que no se adoptó.
Modas y costumbres inmorales
Sigamos analizando este tema crucial.
En revelaciones privadas a los videntes (ver Cap. XV), Nuestra Señora apuntó el pecado contra la pureza como el que más almas lleva al infierno.
También habló de modas que ofenderían mucho a Nuestro Señor. Luego, otra cuestión clave en la perspectiva de Fátima es: la inmoralidad.
La pornografía, la libertad sexual, los espectáculos y cantos por TV, radio, etc., las propagandas, las novelas, la educación sexual, los lugares de diversión ilícita, todo ello fomentando el instinto sexual y el amor libre, e inclusive la homosexualidad -pecado que, de acuerdo a la doctrina tradicional de la Iglesia, «clama al cielo por venganza». ¿No es lo que vemos continuamente a nuestro alrededor y cada vez más? ¡¿Y qué decir de la droga, del aborto, de tantas cosas que tienen que ver con las modas, no solamente de vestir, sino también los modos de vivir?! Nos limitamos a este ámbito, sin entrar a considerar otras realidades de pecado del mundo de hoy, que constituirían un elenco interminable, incluyendo el horror del satanismo.
Siendo así ¿quien osará negar lo que la Ssma. Virgen anunció, que si la humanidad sigue este caminar fatal, será nuevamente castigada? Es obvio que el comunismo constituye parte fundamental de ese castigo. Pero, por el texto del mensaje, se ve que no es todo, más aún tomando en consideración el texto divulgado por la Santa Sede sobre la III parte del Secreto, que incluimos más adelante.
Alguien podrá decir que estas consideraciones son pesimistas, que asustan, que difundirlas es un acto de maldad. Preguntémonos, ¿dónde está la maldad? En advertir: “¡cuidado! si seguimos por este camino, vamos hacia un precipicio”, como lo hizo la Virgen? ¿O en decir: «Está todo bien, sigan adelante que no hay ningún precipicio» y dejar que la humanidad camine hacia el castigo?
Estimado lector: desconfíe cuando quieran darle una falsa tranquilidad adormecedora, diciéndole que esto ya pasó, o que la Virgen quiso decir otra cosa. Use su razón iluminada por la fe y súmese a los que lucharnos para que se obedezca a Nuestra Señora, la sociedad se convierta y de esta manera se evite el castigo. Repito: ¡luchamos para salvar a la humanidad del castigo! Y, más aún, para que no se ofenda a Dios infinitamente santo, grande y omnipotente; para desagraviar al Inmaculado Corazón de María cruelmente ultrajado por tantas abominaciones, y restaurar la civilización cristiana.
Comunismo y castigo: “los errores de Rusia”
Para finalizar este breve análisis de las palabras de Nuestra Señora, recordemos en qué consiste el tercer castigo anunciado por Ella en caso de que la humanidad se obstine en continuar ofendiendo a Dios. «Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz, si no, difundirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas, por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará».
Cuando la Virgen habló, Rusia era una nación cismática -no católica- pero aún era una nación normal. Tres meses después, en octubre de 1917, tuvo lugar la revolución bolchevique, que implantó un régimen basado en la doctrina anticristiana por excelencia, condenada por la Iglesia: el comunismo.
Durante 80 años, el comunismo, con cabeza en Rusia, formó un imperio colosal de países, persiguiendo, fusilando, mandando los enemigos a los “hospitales psiquiátricos”, colectivizando, masificando, devastando.
Y si bien tuvo un aparente retroceso, con la caída de la cortina de hierro, los actuales dirigentes rusos provienen del mismo régimen que la esclaviza desde 1917, más aún, de la KGB, su policía política secreta.
Además de ser los mismos hombres, utilizando las mismas estructuras de poder, hay algo que debemos tener muy en cuenta. El comunismo es un proceso que va pasando por diversas etapas. Y al comunismo «staliniano» de antes, y sus diversas versiones posteriores, sucedió ahora -como estaba previsto en la Constitución rusa- la nueva etapa de la «autogestión», con aires democráticos, con rótulo socialista, pero escondiendo una realidad más igualitaria, más auténticamente comunista que la propia «dictadura del proletariado» al estilo stalinista.
Y también están las otras «Rusias»: China, y Corea del Norte, y Vietnam, y Laos, y Cuba..., y actualmente son nada menos que 1.400 millones de seres humanos que gimen bajo la opresión comunista.
Pero esto no es todo. Nuestra Señora no dijo: «Rusia dominará todo el mundo». Dijo que «los errores de Rusia» se difundirán por el mundo entero. ¿Y cuáles son esos errores? Son muchos. Por ejemplo la destrucción de la propiedad y de la libertad humana, de la familia y de la religión, de la identidad de los pueblos, especialmente de los pueblos cristianos, su forma de ser, sus costumbres, todo lo que constituye la Tradición.
Son corrientes que, con rótulos diversos -socialismo, ecología radical, «globalización», revolución cultural, manipulación genética, fundamentalismo islámico (*), indigenismo y tantos otros-, difunden ideas afines al comunismo y constituyen distintos aspectos de un único y gran movimiento destructor, la Revolución anti-cristiana.
(*) (Nota: sobre el fundamentalismo islámico v su afinidad con las tendencias e ideas socialo-comunistas, recomendamos la lectura del artículo "Sólo con el espíritu de cruzada" de Luis Dufaur, en la revista "Catolicismo", w w w.catolicismo.org.br).
El proceso de "difusión de los errores de Rusia" se desarrolla en todas partes.
Sin ir más lejos en Chilecito (La Rioja), en insólita decisión del 14 de septiembre de 2000, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para levantar un monumento a uno de los mas típicos representantes de la guerrilla marxista latinoamericana: el tristemente famoso «Che» Guevara, sanguinario instrumento del tirano más descarado y antiguo del mundo actual, Fidel Castro, que mantiene al pueblo cubano en la miseria y opresión.
(Nota de 2001: promovimos una campaña pública contra la ordenanza. Cientos de vecinos apoyaron nuestro reclamo y el busto ignominioso por ahora no ha sido colocado).
(Nota de 2006: después de una demora de años, el monumento fue colocado entre gallos y medianoche en lugar donde pasa desapercibido, como con vergüenza, se mantiene mal conservado y ante la indiferencia total de la población).
Si analizamos esta tremenda ofensiva revolucionaria, vemos que hay tres valores, tres pilares fundamentales de la civilización cristiana, que ella quiere destruir: la Tradición, la Familia y la Propiedad. Así, el comunismo y los errores afines que actúan tanto en el «mundo libre» globalizado, en el mundo musulmán, en los mencionados países comunistas, y ahora intenta proyectarse en Iberoamérica con máscara indigenista y nacionalista, socavan constantemente esos valores.
La Tradición, gracias a la cual somos lo que somos; la Familia, célula básica de la sociedad; la Propiedad, establecida por dos mandamientos de la Ley de Dios, tan odiada por el comunismo y la “Teología de la Liberación”, sin la cual el hombre se transforma en esclavo del estado o de los grupos que usurpan el poder.
De esta manera la lógica, basada en la doctrina católica y en las advertencias de Fátima, nos lleva a considerar que probablemente estamos en la inminencia de una imposición generalizada de «los errores de Rusia» en esa cadena monstruosa de movimientos que -siguiendo las enseñanzas del Prof. Plinio Correa de Oliveira- llamamos «la Revolución anticristiana» (cf. «Revolución y Contra-Revolución»).
Si la Revolución anticristiana, gnóstica e igualitaria, triunfa, se cumplirán las profecías de Fátima y el castigo vendrá.
Pero ciertamente no será el fin de la humanidad pues Nuestra Señora anunció el triunfo de su Inmaculado Corazón. Y esto nos da ánimos para seguir luchando, hasta la victoria final del bien, hasta el renacer de la Civilización Cristiana.
Capítulo XI
Cuarta aparición de Nuestra Señora: 15 de agosto de 1917
El día 13, los niños no pudieron estar presentes en el lugar de las apariciones: el gobierno socialista los había detenido para tratar de arrancarles el secreto. Pero los niños, fortalecidos por la gracia, no cedieron a las presiones.
En ese día, algunas señales anunciaron la presencia sobrenatural de la Virgen. Se oyó un trueno que precedió a un relámpago. Una nubecita blanca flotaba sobre la encina. Misteriosas coloraciones se reflejaban en los rostros de los que esperaban, en las ropas, en los árboles y en el suelo. Nuestra Señora había venido, pero los pastorcitos no habían podido hacerlo.
El 15 de agosto los niños se encontraban en una finca de la familia en Valinhos. A eso de las cuatro de la tarde, los cambios en la atmósfera anunciaron su aparición: el tiempo refrescó súbitamente, el sol se oscureció y se vio el relámpago. Nuestra Señora apareció sobre una encina algo más grande que la de Cova de Iria.
LUCIA: “¿Qué es lo que Vuestra Merced desea de mí?”
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que continuéis yendo a Cova de Iria en el día 13 y que continuéis rezando el rosario todos los días. En el último mes haré el milagro para que todos crean».
LUClA: “¿Qué es lo que Vuestra Merced quiere que se haga del dinero que el pueblo deja en Cova de Iria?»
NUESTRA SEÑORA: “Hagan dos andas; una la llevas tú con Jacinta y dos niñas más vestidas de blanco; la otra que la lleve Francisco con otros tres niños. El dinero de las andas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y lo que sobre es para ayuda de una capilla que mandarán hacer”.
LUCIA: “Quería pedirle la curación de algunos enfermos”.
NUESTRA SEÑORA: “Sí, algunos curaré durante el año". Y tomando un aspecto más triste, les recomendó de nuevo la práctica de la mortificación, diciendo, al final: «Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que muchas almas se van al infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas».
Y, como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección al este.
Los videntes cortaron ramos del árbol sobre el cual Nuestra Señora se había aparecido y se los llevaron. Los ramos exhalaban un perfume muy suave y particular.
Comentario
Nuestra Señora no deja de insistir en la necesidad de rezar y ofrecer sacrificios para evitar que las almas se condenen al fuego eterno. Y contrastando con la ligereza propia de esta época, Ella hace sentir Su tristeza ante tanta indiferencia. Insistiendo en su afán de salvar almas, la Ssma. Virgen nos invita a poner en práctica el consejo divino: "En todas tus acciones acuérdate de tus postrimerías (nota: muerte, juicio, cielo, infierno) y nunca jamás pecarás" (Eccles., VII, 40, apud Catecismo Romano, II, Cap. VI).
Capítulo XII
Quinta aparición de Nuestra Señora: 13 de septiembre de 1917
Había en los alrededores entre quince y veinte mil personas. Como de costumbre, fenómenos atmosféricos comenzaron a hacerse notar. Al calor de la tarde sucedió un repentino fresco; el sol empalideció tanto que se veían las estrellas. Una maravillosa lluvia semejante a pétalos o a copos de nieve, con los colores del arco iris, caía graciosamente y se deshacía antes de tocar la tierra.
Los niños vieron el habitual relámpago y, enseguida, a Nuestra Señora sobre la encina:
NUESTRA SEÑORA: «Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. En octubre vendrá también Nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús, para bendecir al mundo. Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiere que durmáis con la cuerda, llevadla sólo durante el día».
LUCIA: “Me han pedido que le pida muchas cosas: la curación de algunos enfermos, de un sordomudo”.
NUESTRA SENORA: «Sí, curaré algunos, a otros no. En octubre haré un milagro para que todos crean». Y comenzando a elevarse, desapareció como de costumbre.
Comentario
Insistencia de la Virgen sobre el Rosario
Otra santa insistencia de Nuestra Señora: rezar el rosario “para alcanzar el fin de la guerra”. Notable prueba de lo que es capaz de obtener esta oración (Ver también al respecto Cap. XVII).
¿Por qué es tan poderoso el Rosario? Pues contiene los misterios de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor y los correlativos de su Santa Madre y co-Redentora, misterios de nuestra salvación. Dios es el autor de las oraciones que contiene. Está al alcance de todos los fieles. Por eso, después del Santo Sacrificio de la Misa, es la oración más importante de la Iglesia (cf. San Luis María Grignion de Montfort).
El ambiente de la Reina del Cielo
En esta época que sobreestima el “show”, el ruido y la cantidad, en la que son características las multitudes masificadas de estadios y «sambódromos», es interesante destacar el ambiente propio de las apariciones. Niñas vestidas de blanco llevando andas, varones haciéndolo por separado, todo respirando el encanto del orden, la dignidad, el buen gusto, la pureza, la inocencia, el recogimiento, la oración y el sacrificio. Y, cuando se presenta el adversario -en este caso, las autoridades socialistas-, firmeza inquebrantable.
Es propiamente el ambiente católico -tan distinto del que se respira en el neopaganismo contemporáneo- recibiendo la bendición de una llovizna de pétalos o copos de nieve con los colores del arco iris, simbolizando los tesoros divinos de que dispone en abundancia infinita la Reina del Cielo y de la tierra. ¿Cuántas cosas nos daría Ella si este fuera el ambiente de la sociedad actual? ¿No será que el ambiente tan distinto que nos rodea, con la televisión prendida el día entero introduciendo en el recinto sagrado de la familia la vulgaridad. el ateísmo práctico y la inmoralidad más cínica y avasalladora expulsa a Dios de la sociedad? ¿Y adónde ira a parar ésta sin la protección de Dios?
“Nisi Dominus aedificaverit domum,
In vanum laboraberunt qui aedificant eam.
Nisi Dominus custodierit civitatem,
Frustra vigilat qui custodit eam”
("Si Dios no edifica la casa,
En vano se han puesto a trabajar los que la edifican,
Si Dios no cuida la ciudad,
Inútilmente se desvela el que la cuida")
(«Ofïcio Parvo de Ntra. Sra», Salmo 126).
Capítulo XIII
Sexta y última aparición: 13 de octubre de 1917
Se vio nuevamente el reflejo de una luz, y enseguida, a Nuestra Señora sobre la encina:
LUCIA: «¿Qué es lo que Vuestra Merced quiere de mí?»
NUESTRA SEÑORA: «Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honra, que soy la Señora del Rosario, que continuéis siempre rezando el rosario todos los días. La guerra va a acabar y los militares volverán pronto a sus casas».
LUCIA: «Yo tenía muchas cosas para pedirle. Si curaba a unos enfermos y si convertía unos pecadores...»
NUESTRA SEÑORA: «A unos sí, a otros no. Es preciso que se enmienden, que pidan perdón de sus pecados». Y tomando un aspecto más triste: «No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido».
Las grandiosas visiones finales – Nuestra Señora del Carmen coronada Reina del Cielo y de la Tierra, con el Niño Dios en los brazos
Enseguida, abriendo las manos, la Santísima Virgen las hizo reflejar en el sol, y en cuanto se elevaba, continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el sol.
En ese momento, Lucía exclamó: «¡Miren hacia el sol!»
Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento. Entonces se desarrollaron sucesivamente varias escenas, representando los misterios gozosos del rosario, después los dolorosos y luego los gloriosos.
Aparecieron, al lado del sol, San José con el Niño Jesús y Nuestra Señora del Rosario, la Sagrada Familia. La Virgen estaba vestida de blanco, con un manto azul. San José bendijo a la multitud, haciendo tres veces la señal de la cruz. El Niño Jesús hizo lo mismo.
Siguió la visión de Nuestra Señora de los Dolores y de Nuestro Señor agobiado de dolor en el camino del Calvario. Nuestro Señor hizo la señal de la cruz para bendecir al pueblo. Nuestra Señora no tenia espada en el pecho.
Finalmente apareció, en una visión gloriosa, Nuestra Señora del Carmen, coronada Reina del Cielo y de la Tierra, con el Niño Jesús en los brazos.
El milagro del sol
Mientras que estas escenas se desarrollaban ante los ojos de los videntes, la gran multitud de 60 mil espectadores asistía al milagro del sol.
Había llovido durante toda la aparición. Al terminar el diálogo de Lucía con Nuestra Señora, en el momento en que la Santísima Virgen se elevaba y Lucia gritaba «¡miren hacia el sol!», las nubes se entreabrieron, dejando ver el sol como un inmenso disco de plata.
Brillaba con una intensidad nunca vista, pero no cegaba a quienes lo veían. Esto duró apenas un instante. La inmensa bola de fuego comenzó como a "bailar”. Como una gigantesca rueda de fuego, el sol giraba rápidamente. En cierto momento paró, para enseguida volver a girar vertiginosamente sobre sí mismo. Después sus bordes se pusieron color escarlata y se deslizó en el cielo como un remolino, del que salían llamas rojas. Esa luz se reflejaba en el suelo, en los árboles, en los arbustos, en los propios rostros de las personas y en las ropas, tomando tonalidades brillantes y de diferentes colores.
Animado tres veces de un movimiento loco, el globo de fuego pareció temblar, sacudirse y precipitarse en zig-zag sobre la multitud aterrorizada.
Toda esta escena duró unos diez minutos. Finalmente, el sol volvió en zig-zag hasta el punto desde donde se había precipitado, quedando de nuevo tranquilo y brillante, con el mismo fulgor de todos los días.
El ciclo de las apariciones había terminado.
Muchas personas vieron que sus ropas, empapadas por la lluvia, se habían secado.
El milagro del sol fue observado también por numerosos testigos situados fuera del lugar de las apariciones, hasta una distancia de 40 kilómetros.
Comentario
Este prodigio del sol, unido a las visiones grandiosas concedidas a los tres pastorcitos, constituye uno de los milagros más portentosos de la historia de la humanidad. Nuestra Señora quiso sellar sus apariciones con un final de una grandeza que evoca los grandes episodios de la Historia Sagrada.
Este final nos habla de la importancia suprema del Mensaje de Fátima, de los misterios del Rosario, del poder infinito de Dios, dado a Nuestra Señora en cuanto Reina de todo lo creado. Nos habla de acontecimientos enormes, que marcarán a fondo la historia por siglos y siglos.
El sol pareció precipitarse sobre la multitud, corno preanunciando lo que puede ocurrir durante el gran castigo anunciado en el secreto, pero en las visiones dadas ese día a los niños, los cielos se abrieron y las trompetas de los Angeles aclamaron el triunfo del Inmaculado Corazón de María. Es legítimo imaginar lo que será la restauración y renovación de la Civilización Cristiana, iluminada por el sol del Inmaculado Corazón de María.
Un aspecto muy interesante es la visión de la coronación de Nuestra Señora del Carmen como Reina y Señora de todo lo Creado. Pues la Orden del Carmelo en la que profesó la Hna. Lucía tiene como fundador al Profeta Elías, varón llamado a luchar contra la apostasía del pueblo elegido, que exterminó victoriosamente a los sacerdotes del infame culto a Baal -prefigura de las abominaciones modernas-; el hombre que, como revelan las Sagradas Escrituras, fue arrebatado en un carro de fuego, a quien Dios conserva en algún lugar misterioso para sostener la fe de los fieles en los momentos de grandes probaciones y enfrentar finalmente al Anticristo.
Las profecías de Fátima abren así panoramas nuevos para la historia del mundo y de la Iglesia. Hablan de pecados, de lucha y de castigos y anuncian el triunfo del Inmaculado Corazón de María:
«Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará».
Capítulo XIV
La Tercera parte del Secreto
Vimos, al referir la 3ª aparición de Fátima, que Nuestra Señora confió a Lucía un secreto, que consta de tres partes. Las dos primeras -la visión del infierno (1a), y la visión del castigo y de los medios de evitarlo (2a)- fueron dadas a conocer por la Hermana Lucía en 1941 (ver capítulos IX y X).
Luego de muchos años de espera, la Santa Sede dio a conocer el siguiente texto, sobre la 3ª parte del Secreto.
“J.M.J.
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de lria - Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiría y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él»; a un Obispo vestido de blanco: «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino: llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios. (Tuy, 3-1 -1944)».
(Nota de la ed. 2001: noticias publicadas en Roma hablan de una carta que la Hermana Lucía habría dirigido recientemente al Santo Padre, pidiéndole la revelación urgente de la totalidad de la 3ª Parte del Secreto: "Según algunas fuentes vaticanas, en la carta la monja de Coimbra habría pedido al Santo Padre que revele enteramente el texto del III secreto de Fátima publicado recientemente y, según algunos, difundido de manera incompleta"; la carta le habría sido entregada a S. S. Juan Pablo II por el Obispo de Fátima, Mons. Serafim Ferreira de Sousa, presente en Roma para el Sínodo de Obispos; "Il Tempo'', 25 de octubre de 2001; la noticia fue reiterada en la edición del día siguiente, 26, con la confirmación de Don Luigi Bianchi, especialista en la cuestión de Fátima).
Comentario
Salta a la vista la dificultad de comentar un texto de esta naturaleza. Pero una vez que la Santa Sede lo ha dado a conocer, es legítimo tratar de reflexionar al respecto, sujetos a las enseñanzas de la autoridad eclesiástica. La visión de la ciudad semi-derruida, llena de cadáveres, ¿será la imagen del mundo después del castigo sobre el cual advirtió gravemente la Reina del Cielo, como se vio en la 3a. aparición? La visión del Santo Padre, Obispos, religiosos y fieles martirizados ¿representará la purificación de la Iglesia como parte de ese castigo reparador y salvífico?
Que Nuestra Señora, Sede de la Sabiduría y Madre del Buen Consejo, conceda luces especiales a la Iglesia docente -los sagrados pastores- y a la Iglesia discente -los fieles- para ser iluminados por el Mensaje de Fátima.
Capítulo XV.
Algunas visiones particulares de la Beata Jacinta
En el corto lapso de tiempo en que los Beatos Francisco y Jacinta permanecieron en la tierra, a partir de las apariciones, ambos, especialmente Jacinta, tuvieron varias visiones. Presentamos algunas de esta Beata.
El Santo Padre perseguido
«Vi al Santo Padre en una casa muy grande, de rodillas delante de una mesa, con las manos en la cara llorando; fuera de la casa había mucha gente y unos le tiraban piedras, otros lo maldecían y le decían muchas palabras feas. ¡Pobrecito el Santo Padre! ¡Tenemos que pedir mucho por él!».
Hambre, sufrimientos, oración
«¿No ves tantas carreteras, tantos caminos y campos llenos de gente llorando, con hambre, y sin tener nada para comer? ¿Y al Santo Padre en una iglesia delante del Inmaculado Corazón de María rezando? ¿Y no ves a mucha gente rezando con él?»
Cómo Jacinta vio la guerra
Lucía: «Jacinta, ¿en qué piensas?
En la guerra que va a venir. ¡Va a morir tanta gente! ¡Y casi toda va a ir al infierno! Serán arrasadas muchas casas y matarán a muchos sacerdotes. Mira, yo voy al cielo, y tú, cuando veas de noche esa luz que aquella Señora dijo que vendría antes, huye hacia allí también».
Comentario
No debemos sentirnos aterrados ante estas visiones trágicas. Dios permite que las conozcamos para nuestro bien, para comprender la gravedad del pecado y el carácter purificador y penitencial del castigo, para rezar y convertirnos y así evitar las causas de esos terribles males.
Ultimas visiones de Jacinta
Me falta poco para ir al Cielo
Estando Jacinta y Francisco enfermos, Lucía los visitaba y conversaban sobre los acontecimientos que habían vivido.
“Ya me falta poco para ir al cielo. Tú te quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Cuando haya que decir eso, no te escondas.
Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Corazón Inmaculado de María; que se las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el Corazón Inmaculado de Maria. Que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios se la entregó a Ella. ¡Si pudiera meter en el corazón de todo el mundo la lumbre que tengo aquí dentro del pecho quemándome y haciéndome gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María!”
Continúan cometiendo los mismos pecados
“Oye, ¿sabes una cosa? Nuestro Señor está triste porque Nuestra Señora nos dijo que no le ofendan más, que ya estaba muy ofendido, y nadie hace caso, continúan cometiendo los mismos pecados”.
A finales de diciembre de 1919, Nuestra Señora se apareció nuevamente a la Beata Jacinta, que relató así el hecho a su prima Lucía: «Me dijo que me voy a Lisboa a otro hospital; que no te vuelvo a ver, ni a mis padres tampoco. Que después de sufrir mucho moriré sola. Pero que no tenga miedo, que Ella me irá a buscar para ir al cielo».
Comentario
Enternece ver a este ser tan pequeño y frágil sufriendo tan duramente. Encomendémonos a la Beata Jacinta para obtener su fortaleza, su firmeza y su confianza en Nuestra Señora cuando el peso de la cruz o de la tentación nos haga vacilar, muy especialmente si nos toca vivir los acontecimientos previstos en Fátima, y apoyados por la gracia, que Dios nunca niega, saldremos triunfantes de todas las pruebas, combatiremos -como San Pablo- el buen combate y, por misericordia de la Santísima Virgen recibiremos el premio del Cielo, aquel que, dice el Apóstol, “ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre comprendió lo que Dios tiene preparado a quienes lo aman” (I Cor. 2,9).
¿Quién te enseñó tantas cosas?
Notas tomadas por la Madre María de la Purificación Godinho, de las últimas palabras de Jacinta. Reproducimos algunas de ellas, notables por su carácter profético, su unción piadosa y sus enseñanzas.
Sobre la guerra
“Las guerras no son sino castigos por los pecados del mundo. Nuestra Señora ya no puede sostener el brazo de su amado Hijo sobre el mundo.
“Es preciso hacer penitencia. Si la gente se enmienda, Nuestro Señor todavía perdonará al mundo; pero si no se enmienda, vendrá el castigo.
“Nuestro Señor está profundamente indignado con los pecados y crímenes que se cometen aquí en Portugal. Por eso, un terrible cataclismo de orden social amenaza a nuestro país, y principalmente a la ciudad de Lisboa. Se desencadenará, según parece, una guerra civil de carácter anarquista o comunista, acompañada de saqueos, asesinatos, incendios y devastaciones de toda especie. La capital se convertirá en una verdadera imagen del infierno. Cuando la Divina Justicia ofendida inflija tan pavoroso castigo, todos aquellos que puedan huyan de esa ciudad. Este castigo ahora predicho conviene que sea anunciado poco a poco y con la debida discreción”.
“Si los hombres no se enmiendan. Nuestra Señora enviará al mundo un castigo como no se vio igual y, antes que a otros países, a España”.
Sobre los sacerdotes y los gobernantes
«Madrina mía, ¡pida mucho por los pecadores!
¡Pida mucho por los sacerdotes! ¡Pida mucho por los religiosos!
¡Los sacerdotes sólo deberían ocuparse de las cosas de la Iglesia! ¡Los sacerdotes deben ser puros, muy puros!
La desobediencia de los sacerdotes y de los religiosos a sus superiores y al Santo Padre ofende mucho a Nuestro Señor:
Madrina mía, ¡pida mucho por los gobiernos!
¡Ay de los que persiguen a la Religión de Nuestro Señor!
Si el gobierno dejase en paz a la Iglesia y diese libertad a la Santa Religión, sería bendecido por Dios”.
Sobre el pecado – Modas que ofenderán mucho a Dios
“Los pecados que llevan más almas al infierno son los pecados de la carne. Han de venir modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor.
Las personas que sirven a Dios no deben andar con la moda. La Iglesia no tiene modas. Nuestro Señor es siempre el mismo. Los pecados del mundo son muy grandes.
Si los hombres supiesen lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia.
Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor y no son de Dios”.
Sobre las virtudes cristianas y el respeto dentro de la Iglesia
Dirigiéndose a la religiosa, Madre Godinho:
“Madrina mía, no ande en medio del lujo: huya de las riquezas. Sea muy amiga de la santa pobreza y del silencio. Tenga mucha caridad, incluso con quien es malo.
No hable mal de nadie y huya de quien habla mal.
Tenga mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al cielo.
La mortificación y los sacrificios agradan mucho a Nuestro Señor.
La confesión es un sacramento de misericordia. Por eso, es preciso aproximarse al confesionario con confianza y alegría. Sin confesión, no hay salvación.
La Madre de Dios quiere más almas vírgenes que se vinculen a Ella por el voto de castidad.
Para ser religiosa es preciso ser muy pura de alma y de cuerpo”.
-“¿Y sabes tú lo que quiere decir ser pura?”, pregunta la Madre Godinho.
-“Sí, lo sé. Ser pura en el cuerpo es guardar la castidad, y ser pura en el alma es no cometer pecados; no mirar hacia donde no se debe, no robar, no mentir nunca, decir siempre la verdad, aunque nos cueste... Quien no cumple las promesas que hace a Nuestra Señora nunca tendrá felicidad en sus cosas.
Los médicos no tienen luz para curar a sus enfermos, porque no tienen amor de Dios”.
-“¿Quien te enseñó tantas cosas?” le pregunta en otra ocasión la Madre Godinho.
-“Fue Nuestra Señora, pero algunas las pienso yo. Me gusta mucho pensar”. Notando que muchas visitas hablaban y se reían en la capilla, Jacinta le pidió a la Madre Godinho que les advierta que eso constituía una falta de respeto hacia la Presencia Real de Nuestro Señor. Como esto no dio resultado, le pidió que se lo comunique al Cardenal: “Nuestra Señora no quiere que la gente hable en la Iglesia”.
Ultimos días de Jacinta
Durante su corta permanencia en el hospital, Jacinta fue favorecida por Nuestra Señora, quien le anunció el día y hora en que habría de morir. Cuatro días antes de llevársela al Cielo, la Santísima Virgen le quitó todos los dolores.
En las vísperas de su muerte, alguien le preguntó si quería ver a su madre. Jacinta respondió:
“Mi familia durará poco tiempo y en breve se encontrará en el cielo... Nuestra Señora se aparecerá otra vez, pero no a mí, porque con certeza muero, como Ella me dijo...”.
Nuestra Señora vino a buscar a Jacinta el 20 de febrero de 1920. Francisco había entregado su alma a Dios el 4 de abril del año anterior. Sus sagrados restos descansan en la Basílica de Fátima.
Comentario
Los dos pequeños hermanos fueron declarados Beatos por S.S. Juan Pablo II el 13 de mayo de 2000. Recurramos a su intercesión para alcanzar la gracia de tener una sacral intimidad con Nuestra Señora, que Ella opere en nuestras almas y que venga pronto el reinado de su Inmaculado Corazón prometido por Nuestra Señora en Fátima.
Luis María Mesquita Errea
Comité de Recepción y Homenaje a la
Imagen Peregrina Internacional de la Virgen de Fátima
Calle Imagen Peregrina de Ntra. Sra. de Fátima s/n
(5367) Sañogasta – Depto. Chilecito – Prov. de La Rioja
Introducción
En 1 9 1 7, Nuestra Señora apareció a tres pastorcitos en Portugal para darles un mensaje dirigido a todos los hombres. En esencia, señaló los graves desvíos de la humanidad, envuelta en un proceso de creciente destrucción de la Civilización Cristiana que floreciera durante siglos. La Ssma. Virgen habló de costumbres inmorales que ofenderían mucho a Dios y de la difusión de los "errores de Rusia'', como elementos claves de ese proceso.
Ella advirtió que el mundo debe cambiar de rumbo pues, de lo contrario, grandes castigos caerán sobre él.
Como Madre de Misericordia y Medianera de todas las Gracias, nos señaló estos males para evitarlos y nos dio medios especiales para salir de esa situación de pecado y del castigo que ésta atrae.
La situación actual de la humanidad es precaria. Grandes crisis de toda clase asolan al mundo, a lo que se suma la nueva amenaza del terrorismo musulmán. Hoy más que nunca es necesario que la opinión católica tome conocimiento de las revelaciones de la Santísima Virgen. Es necesario un cambio profundo, una vuelta al hogar paterno, si no queremos desafiar la Justicia Divina. Sin embargo, el Mensaje permanece desconocido, lo que da pie para que se difundan falsas versiones.
Luego de participar de tres visitas de la Sagrada Imagen Peregrina Internacional de la Virgen de Fátima, recibida con tanta devoción por el pueblo católico, creemos un imperativo de conciencia contribuir a divulgar las palabras de Nuestra Señora para sacarlas del cono de sombra en que se encuentran. Lo hacemos desde la perspectiva de la doctrina católica tradicional, siguiendo las enseñanzas de un gran Maestro, el Prof. Plinio Correa de Oliveira, cuyos escritos fueron calificados por la Santa Sede, en 1964, de "eco fidelísimo de todos los documentos del supremo Magisterio de la Iglesia".
Deseamos así servir a la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana y colaborar en que todos los hombres puedan recibir la luminosa promesa de la Virgen en Fátima:
“Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará”
La Rioja, noviembre de 2001
Capítulo I
En el cielo azul. una misteriosa estatua de nieve
Nos trasladamos con los ojos del alma a la privilegiada región que fue teatro de las apariciones de Fátima. Una zona rural montañosa y pedregosa, donde los pobladores viven en pequeñas aldeas antiquísimas, con sus quintas y huertos. Al despuntar el día, tres niños salen al campo animando su bulliciosa majada de ovejas. Son Lucía de Jesús dos Santos y los hermanitos Francisco y Jacinta Marto.
En los campos quebrados, con sus hierbas fragantes y sus cadenas de sierras que forman misteriosas series de murallas azuladas, se juntan con otros niños de la aldea que andan cuidando la majada familiar.
Estamos, en 1916, en Portugal, la gran nación ibérica de navegantes y colonizadores, desde cuyo pequeño territorio continental partieron legiones de hombres emprendedores a plantar la cruz en tierras lejanas del Asia, Africa y América. En las conversaciones de los niños pastores, en medio de sus rondas, sus juegos, sus adivinanzas y sus lecciones de catequesis que da la mayor, Lucía, algo nuevo y misterioso se había introducido. Durante varios meses del año anterior, en el encantador lugar Ilamado "Outeiro do Cabezo", venían viendo algo curioso. Por encima de la arboleda que bajaba hacia el valle, observaron tres veces algo similar a una nube. Se trataba de "una figura como una estatua de nieve, que los rayos del sol hacían algo transparente''.
Podemos imaginar, recortándose en el azul de zafiro del cielo, a esta estatua tan blanca que parecía de nieve, a la que el sol del cerro daba un atractivo fascinante. ¿Qué clase de figura sería? ¿Qué misterios luminosos y puros anunciaba?
Capítulo II
En el cerro, el Angel se hace presente
Tal vez los niños habían olvidado momentáneamente la misteriosa y deslumbrante figura nívea cuando jugaban en ese "otero” o mirador natural donde pastoreaban sus ovejas. En la apacible serenidad de la sierra, sienten de pronto un viento fuerte que los mueve a mirar hacia arriba de los árboles. ¿Qué ven? "Una luz más blanca que la nieve, con la forma de un joven transparente, más brillante que un cristal atravesado por los rayos del sol". Sus facciones eran de gran belleza y, ante los niños sorprendidos se presentó diciendo:
“No temáis, soy el Angel de la Paz. Rezad conmigo”.
El Angel se arrodilló e inclinó su frente hasta el suelo. Los niños lo imitaron y repitieron las siguientes palabras que él dijo tres veces:
-“Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no te aman”.
Luego se levantó, diciendo: “Rezad así. Los corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas”.
Capítulo III
Segunda aparición del Angel
Los niños jugaban junto al pozo de la casa de los Marto, los padres de Lucía. El Angel aparece sobre el pozo y les dice:
“¿Qué hacéis? Rezad, rezad mucho. Los corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios.
Lucía le pregunta cómo deben sacrificarse.
“De todo lo que podáis, ofreced a Dios un sacrificio de reparación por los pecados con que El es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así la paz sobre vuestra Patria. Yo soy su Angel de la guarda, el Angel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad con resignación el sufrimiento que Nuestro Señor os envíe”. Y desapareció.
Capítulo IV
Tercera Aparición del Angel de Portugal
Ocurrió a principios de 1916 en una gruta del “Otero del Cabezo”. Los niños se habían postrado para rezar la oración enseñada por el Angel cuando advirtieron una luz desconocida.
“...vemos al ángel trayendo en la mano izquierda un cáliz sobre el cual está suspendida una Hostia de la que caían, dentro del cáliz, algunas gotas de sangre. Dejando el cáliz y la Hostia suspendidos en el aire, se postró en tierra y repitió tres veces la oración:
“Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo te adoro profundamente, te ofrezco el preciosísimo Cuerpo y Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido Y por los infinitos méritos de su Santísimo Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te pido la conversión de los pobres pecadores''.
Luego el Angel da la Hostia a Lucía y el contenido del cáliz a Jacinta y a Francisco, diciéndoles:
``Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios".
Otros comentarios de Lucía
"La fuerza de la presencia de Dios era tan intensa que nos absorbía y aniquilaba casi por completo".
Más adelante, compara el efecto de las apariciones del ángel con las de la Santísima Virgen:
“No sé por qué las apariciones de Nuestra Señora producían en nosotros efectos muy diferentes. La misma alegría íntima y la misma paz y felicidad, pero en vez del abatimiento físico, sentíamos una cierta agilidad expansiva; en vez del aniquilamiento ante la Divina Presencia, era un exultar de alegría...”.
Capítulo V
¿Qué nos dice el Angel?
Es interesante pensar un poco en las palabras del Angel precursor de las apariciones de Nuestra Señora.
El da a entender que existe en el mundo un estado de pecado grave; que ese pecado llega hasta el punto donde la gravedad toca el propio Ser de Dios: el sagrario, el Santísimo Sacramento, brutalmente ofendido por los hombres. Deja entrever la tristeza y el enojo divino por esa ofensa; y de qué modo Dios en su bondad quiere ser consolado por estas pequeñas criaturas, por tres pastorcitos perdidos en el anonimato de una pequeña aldea de Portugal.
Cómo esto nos dice que lo que vale a los ojos de Dios no es lo que vale para nosotros. Idolatramos un futbolista, una actriz, algún desgraciado bufón que se burla de todo, como si la vida no fuese más que risa vana y sin sentido...
¡Qué contraste con la sacral seriedad del Angel! ¡Qué contraste con la escala de valores de Dios! El no llama a los que hacen mal uso de la fama, la riqueza y el poder para mantener un sistema de valores errado que, a fuerza de difundirlo, hoy nos parece normal.
El llama a tres niños en los que vive la inocencia bautismal v les pide oración y combate; una forma de combate que está en proporción con ellos: sacrificio, especialmente el sacrificio de aceptar con humildad y amor todo lo que Dios les mande, las cruces, los sinsabores, las probaciones, sostenidos por la gracia que Dios nunca niega.
Nuestra Señora, hermosa y apacible como la luna
Comparando las apariciones del Angel y de Nuestra Señora, Lucía pone una nota de alegría especial en estas últimas. Esto hace recordar las bellas palabras de San Luis María Grignion de Montfort basadas en San Buenaventura y San Bernardo:
“... imploremos confiadamente la ayuda e intercesión de María nuestra madre; Ella es buena, es tierna, nada hay en Ella de austero y terrible, ni de excesivamente sublime y deslumbrante.
“Al verla , vemos nuestra pura naturaleza. No es el sol, que con la fuerza de sus rayos podría deslumbrarnos por causa de nuestra debilidad, sino que es hermosa y apacible como la luna, que recibe su luz del sol y la templa para acomodarla a nuestro débil alcance. María es tan caritativa, que no rechaza a ninguno de los que imploran su intercesión, por muy pecadores que sean. pues, como dicen los santos, jamás se ha oído decir, desde que el mundo es mundo, que alguien haya recurrido confiada y perseveradamente a la Virgen y haya sido desechado.
Es tan poderosa, que jamás han sido desairadas sus peticiones. Le basta presentarse a su Hijo con algún pedido, para que El la reciba y le conceda inmediatamente lo que pide, pues siempre está amorosamente vencido por el regazo, las entrañas y los ruegos de su queridísima Madre” (“Tratado de la Verdadera Devoción a la Ssma. Virgen”, it. 85).
Capítulo VI
Apariciones de Nuestra Señora de Fátima
Dos años después de la misteriosa visión de la «estatua de nieve» y un año luego de las apariciones del Angel de Portugal, la misma Madre de Dios vino a manifestarse con su Mensaje de alcance universal, que Ella reveló por etapas en seis apariciones. Las apariciones -menos la cuarta- sucedieron en una finca de los padres de Lucía llamada «Cova de Iria», a un par de kilómetros de la aldea de Aljustrel donde vivían los chicos con sus familias.
La Virgen aparecía al mediodía, sobre un arbusto de la zona llamado «encina», de un metro de altura.
Durante las apariciones, los tres niños veían a la Virgen, pero su participación no era igual. Lucía, de 10 años, hablaba con Ella; Francisco, de 9, solamente la veía; y Jacinta, de 7, la veía y oía pero no hablaba con Ella.
Capítulo VII
Primera de las seis apariciones de la Ssma. Virgen a los tres pastorcitos: 13 de mayo de 1917 - Anuncio de que vendrá una séptima vez
Mientras los niños jugaban en la finca de “Cova de Iria” vieron dos resplandores semejantes a relámpagos. Al fijar sus ojos sobre la encina pudieron ver, deslumbrados, a la Santísima Virgen.
¿Cómo se les manifestó la celestial Señora? Acompañemos lentamente esta maravillosa descripción:
“Era una señora vestida toda de blanco, más brillante que el sol, y esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal, lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente”, relata Lucía.
Su rostro
Indescriptiblemente bello, no era “ni triste ni alegre, sino serio”, con aire de suave censura.
Las manos juntas, en posición de rezar, apoyadas en el pecho y dirigidas hacia arriba.
De la mano derecha colgaba un rosario. Su vestido parecía estar hecho sólo de luz. La túnica era blanca. Sobre ella vestía un manto del mismo color, con rebordes de oro, que cubría la cabeza dejando ver sólo el rostro. Este manto blanco con hilos de oro bajaba hasta los pies de la Ssma. Virgen.
La fisonomía de Nuestra Señora
Lucía nunca pudo describirla totalmente: no podía fijar la mirada en su rostro celestial, que la deslumbraba.
Nuestra Señora irradiaba una luz que envolvía a los niños, que se encontraban a un metro y medio de Ella.
En esta atmósfera tan especial -que recuerda a Moisés frente a la zarza ardiente- se dio el primer diálogo de María Santísima con los tres pastorcitos.
NUESTRA SEÑORA: «No tengáis miedo, yo no os hago daño».
LUCIA: «¿De dónde es Vuestra Merced?»
NUESTRA SEÑORA: «Yo soy del cielo» (y Nuestra Señora levantó la mano para señalar el cielo).
LUCIA: «¿Y qué es lo que Vuestra Merced quiere de mí?»
NUESTRA SEÑORA: “Vengo para pediros que volváis aquí durante seis meses seguidos, el día 13 y a esta misma hora. Después os diré quien soy y lo que quiero. Y volveré aquí una séptima vez».
LUCIA: «Y yo, ¿también voy al cielo?»
NUESTRA SEÑORA: «Sí, vas».
LUCIA: «¿Y Jacinta?».
NUESTRA SEÑORA: «También».
LUCIA: «¿y Francisco?».
NUESTRA SEÑORA: «También, pero tiene que rezar muchos rosarios».
LUCIA: «¿María de las Nieves ya está en el cielo?»
NUESTRA SEÑORA: «Sí, ya está».
LUCIA: «¿y Amelia?».
NUESTRA SEÑORA: «Estará en el purgatorio hasta el fin del mundo. ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que os quiera enviar, en reparación por los pecados con que El es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores?».
LUCIA: “Sí, queremos».
NUESTRA SEÑORA: «Vais, pues, a tener mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestro consuelo».
Fue al pronunciar estas palabras («la gracia de Dios, etc.») cuando abrió las manos por primera vez, comunicándonos una luz tan intensa como el reflejo que de ellas se expandía, que penetrándonos en el pecho y en lo mas íntimo del alma nos hacía vernos a nosotros mismos en Dios, que era esa luz, más claramente que lo que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces, por un impulso interior también comunicado, caímos de rodillas y repetimos interiormente: «¡Oh! Santísima Trinidad, yo te adoro. Dios mío, Dios mío, yo te amo en el Santísimo Sacramento».
Pasados los primeros momentos añadió Nuestra Señora:
“Rezad el Rosario todos los días para alcanzar la paz del mundo y el fin de la guerra».
«Enseguida -describe la Hna. Lucía- comenzó a elevarse serenamente. subiendo en dirección al naciente, hasta desaparecer en la inmensidad de la distancia. La luz que la circundaba iba como abriendo un camino en la obscuridad de los astros».
Comentario
El relato es tan real y sobrenatural que aleja cualquier duda. Se hace sentir de una manera indecible la presencia maternal y regia de Nuestra Señora.
Se destaca el papel de la Santísima Virgen en el gobierno de las almas como verdadera Reina y Señora de todo lo creado. Nos trae al vivo el destino eterno de los hombres, en una época en que muy poco se enseñan los dogmas de fe católicos acerca de existencia del purgatorio y del infierno. Ella nos recuerda esta terrible realidad para nuestro bien, para que no se adormezca nuestra conciencia y con su gracia alcancemos el cielo.
La seriedad del asunto es realzada por la revelación de que Amelia “estará en el purgatorio hasta el fin del mundo”.
Capítulo VIll
2ª Aparición de Nuestra Señora: 13 de junio de 1917
La aparición de la Ssma. Virgen fue nuevamente precedida por un resplandor, reflejo de una luz que se aproximaba. Unos cincuenta espectadores allí presentes notaron cosas fuera de lo normal, como el inclinarse la copa de la encina bajo la acción de un peso.
LUCIA: “¿Vuestra Merced qué quiere de mí?”
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene, que recéis el rosario todos los días y que aprendáis a leer. Después diré lo que quiero».
Lucía pidió la curación de una persona enferma:
NUESTRA SEÑORA: «Si se convierte, se curará durante el año». LUCIA: «Quería pedirle que nos llevara al cielo».
NUESTRA SEÑORA: «Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré en breve. Pero tú te quedarás aquí algún tiempo. Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrace le prometo la salvación; y serán amadas de Dios estas almas como flores puestas por mí para adornar su trono».
LUCIA: «¿Y me quedo aquí sola?».
NUESTRA SEÑORA: «No, hija. ¿Y tú sufres mucho? No desanimes. Yo nunca te dejaré. Mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios».
Al decir estas palabras -cuenta la Hna. Lucía- abrió las manos y nos comunicó, por segunda vez, el reflejo de aquella luz tan intensa. En ella nos veíamos como sumergidos en Dios. Francisco y Jacinta parecían estar en la parte que se elevaba hacia el cielo y yo en la que se esparcía por la tierra. Delante de la mano derecha de Nuestra Señora había un corazón rodeado de espinas que parecía se le clavaban por todas partes. Comprendimos que era el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de los hombres y que pedía reparación».
Cuando se desvaneció esta visión, la Señora, envuelta todavía en la luz que de Ella irradiaba, se elevó del arbusto sin esfuerzo, suavemente, en dirección al este, hasta desaparecer del todo. Algunas personas más próximas notaron que los brotes de la copa de la encina estaban inclinados en la misma dirección, como si los vestidos de Nuestra Señora los hubiesen arrastrado. Sólo algunas horas más tarde volvieron a su posición natural.
Comentario
Algunos aspectos que se destacan:
El llamado de Lucía para hacer conocer y amar a Nuestra Señora.
El designio de Dios de establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María.
La grande y consoladora promesa de Nuestra Señora: «a quien la abrace le prometo la salvación».
La misteriosa luz en que sentían la presencia divina.
La visión del Inmaculado Corazón ultrajado por los pecados y pidiendo reparación.
La misericordia de Nuestra Señora hacia los tres pastorcitos en el momento en que su Inmaculado Corazón es ultrajado.
Capítulo IX: Tercera aparición de Nuestra Señora: 13 de julio de 1917 - El Secreto de Fátima
Al ocurrir esta aparición, varios fenómenos indicaron la presencia de la Madre de Dios. El Señor Marto, padre de Jacinta y de Francisco, escuchaba un susurro, como un zumbido fuera de lo común.
LUCIA: «¿Vuestra Merced qué desea de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que volváis el 13 del mes que viene y que continuéis rezando el rosario todos los días, en honra de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella les podrá socorrer».
LUCIA: “Quería pedirle que nos dijera quién es y que hiciera un milagro con el que todos crean que Vuestra Merced se nos aparece”.
NUESTRA SEÑORA: “Continúen viniendo aquí todos los meses. En octubre diré quien soy y lo que quiero, y haré un milagro que todos han de ver, para que crean”.
A los pedidos de gracias y curaciones, Nuestra Señora responde recomendando el rezo del rosario para alcanzarlas. A un joven inválido, Nuestra Señora hace decir que no lo curará ni lo sacará de la pobreza, pero que si rezase el rosario todos los días en familia le daría los medios para ganarse la vida.
Luego continuó: «Sacrificáos por los pecadores y decid muchas veces, sobre todo cuando hagáis algún sacrificio: ¡Oh! Jesús, es por Vuestro amor; por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María».
Primera parte del Secreto: la visión del infierno
AI decir estas últimas palabras -cuenta Lucía- abrió de nuevo las manos, como en los dos meses anteriores. El reflejo (de luz que ellas irradiaban) pareció penetrar la tierra y vimos como un gran mar negro de fuego y, sumergidos en ese fuego, a los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana, que flotaban en el incendio llevados por las llamas que de ellas mismas salían juntamente con nubes de humo, cayendo hacia todos los lados -semejante al caer de las chispas en los grandes incendios- sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa.
La visión duró apenas un instante, durante el cual Lucía soltó un «¡ay!». Ella comentó que, si no fuese por la promesa de Nuestra Señora de llevarles al cielo, los videntes se habrían muerto de susto y pavor.
Segunda parte del Secreto:
El anuncio del castigo y de los medios para evitarlo
Asustados, pues, y como pidiendo socorro, los videntes levantaron los ojos hacia Nuestra Señora, que les dijo con bondad y tristeza:
NUESTRA SEÑORA: «Vísteis el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.
«Si hacen lo que Yo os diga, se salvarán muchas almas y tendrán paz.
«La guerra va a acabar, pero, si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío Xl comenzará otra peor. Cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre”.
Medios de impedirlo; castigos que sobrevendrán si no se atienden las palabras de Nuestra Señora
«Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora en los Primeros Sábados.
“Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia; los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas; por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará.
“El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz.
“En Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc.
“Esto no lo digáis a nadie. A Francisco sí podéis decírselo''.
Pasados algunos instantes:
«Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio: ¡Oh! Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva a todas las almas al cielo, principalmente a las que más lo necesiten».
LUCIA: «¿Vuestra Merced no quiere nada más de mí?».
NUESTRA SEÑORA: «No, hoy no quiero nada más de ti».
Y como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección al este, desapareciendo en la inmensa lejanía del firmamento.
Nota: Este mensaje permaneció secreto por mucho tiempo y es lo que se conoce como el Secreto de Fátima. Las dos primeras partes son la visión del infierno y la visión del castigo. Con relación a la tercera parte del Secreto, que continuaría a partir de la frase:
«... en Portugal se conservará siempre el Dogma de la Fe, etc».
la Santa Sede publicó el texto que transcribimos en el cap. XlV. Dicha frase, que se refiere al problema de la conservación del dogma de la Fe, hace pensar a ciertos estudiosos del Mensaje de Fátima que podría relacionarse con la crisis interna de Fe en la Santa Iglesia. En el texto revelado, no aparece la continuación de ese "etcétera", circunstancia difícil de explicar.
Nota de febrero de 2006: al revisar este trabajo, cinco años después, la crisis de la Santa Iglesia se ha agravado de tal manera, que nos quedamos sumidos en una profunda perplejidad. Nos limitamos a decir que, de acuerdo a los hechos, la hipótesis de que la tercera parte del Secreto se refiera “a la crisis interna de la Fe en la Santa Iglesia”, parecería tornarse cada vez más plausible.
Capítulo X.
Un sencillo análisis de la 3ª Aparición
Llevar nuestras cruces – Eficacia del Rosario
Al principio de la tercera aparición, Lucía le pide a Nuestra Señora por enfermos y sufrientes.
Vemos aquí cómo, por razones misteriosas, Dios quiere a veces que suframos ciertos males para nuestro bien. Nos cuesta entenderlo. pero aún en esta vida el sufrimiento tiene un papel fundamental, de maduración, de fuerza de alma, etc. Una vida sin sufrimiento produce una sensación de vacío, de frustración.
Dice Santa Teresita, refiriéndose a los terribles sufrimientos que pasó durante la enfermedad de su padre, Monsieur Martin, que estas cruces nos permiten participar de los méritos infinitos de Nuestro Señor en la cruz y harán nuestra alegría y admiración en la vida futura.
Nuestra Señora, por amor a las almas, sin quitarles por completo el sufrimiento, que les gana méritos para la vida eterna, les da un gran alivio con el rezo del Rosario. El incalculable poder sobrenatural del Rosario es otro gran misterio de nuestra Fe, del cual hablaremos más adelante (ver Cap. XVII).
La visión del infierno
Nuestra Señora en su mensaje, como su Divino Hijo en el Evangelio, nos muestra que es saludable para las almas recordar esta terrible realidad. Pues el hombre real -no el imaginado por un hueco optimismo «light» o romántico- para cumplir la ley de Dios y poder salvarse, necesita tener presente lo que le pasará después de la muerte si no se convierte y enmienda sus costumbres pecaminosas.
Cómo esta visión contraría los esquemas de ciertos cristianos -y no son pocos, inclusive consagrados- que silencian totalmente el infierno o lo presentan no como lo hacen los santos, sino al gusto de su imaginación relativista, evitando el saludable sobresalto que nos trae su meditación. ¡Qué responsabilidad, poder alertar a otros de un peligro y no hacerlo! Si queremos tener devoción al Inmaculado Corazón de María, pidámosle la gracia de que el recuerdo de las penas eternas nos mueva a salvar las almas y a evitar el pecado para salvar la nuestra también.
La Comunión reparadora de los primeros sábados
Otra grave advertencia de Nuestra Señora: el pecado no sólo lleva las almas al infierno en la otra vida: también atrae el castigo divino en esta tierra. Existen voces que dicen: «Dios es bueno, Dios no castiga». Nada más contrario a las lecciones de la Historia Sagrada que negar que Dios, cuando es necesario, castiga -¡baste pensar en Sodoma y Gomorra o el Diluvio universal! Y nada más contrario a las lecciones de Fátima. Pues Dios, es infinitamente bueno e infinitamente justo, y nos da lo que merecemos: un premio o un castigo, y cuando nos castiga en esta vida, es para purificarnos y merecer la salvación eterna.
«La guerra va a acabar» dijo Nuestra Señora, y la I Guerra Mundial acabó. Fue la peor guerra conocida hasta entonces en la Historia. «Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío Xl comenzará otra peor».
Es esta una profecía doble; enseñó a Lucía con dos décadas de antecedencia quien sería el Papa, y predijo el terrible flagelo -incomparablemente mayor- de la II Guerra con respecto a la I. Esta vendría si los hombres continuasen pecando. Y así ocurrió.
Parte de su anuncio fue: «cuando veáis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal...». La «gran señal» que Nuestra Señora anunció se vio en los cielos de Europa del 25 al 26 de enero de 1938. Ese año comenzó el castigo, que tuvo como una de sus manifestaciones más impresionantes las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki.
Pero la dureza de los hombres parece superar la bomba atómica. Las ofensas a Dios y al Inmaculado Corazón de María no paran, ¡muy por el contrario!
Esto hizo anunciar a Nuestra Señora que un tercer castigo, aún mayor, vendrá si no se adoptan los remedios indicados por Ella para la conversión del mundo:
«Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados».
La consagración de Rusia
Debía hacerla el Santo Padre en unión con todos los Obispos de la tierra. Por razones que se desconocen, se realizaron algunas consagraciones, pero no hay seguridad plena acerca de si correspondieron a los términos pedidos por la Virgen.
La Comunión reparadora de los primeros sábados
Esta importantísima devoción, indicada por Nuestra Señora como otro medio para evitar el castigo, consiste en comulgar durante cinco meses, cada primer sábado -o en su defecto otro día-, confesándose, rezando un tercio (cinco decenas del Rosario) y haciendo una meditación de 15 minutos sobre los misterios del Rosario. Todo esto debe ofrecerse en desagravio del Inmaculado Corazón. Es triste constatar que esta práctica, aunque haya pequeñas minorías de fieles que la hagan, jamás se ha extendido entre los católicos.
Por lo tanto, es otro pedido «pararrayos», es otro remedio para evitar un nuevo castigo, que no se adoptó.
Modas y costumbres inmorales
Sigamos analizando este tema crucial.
En revelaciones privadas a los videntes (ver Cap. XV), Nuestra Señora apuntó el pecado contra la pureza como el que más almas lleva al infierno.
También habló de modas que ofenderían mucho a Nuestro Señor. Luego, otra cuestión clave en la perspectiva de Fátima es: la inmoralidad.
La pornografía, la libertad sexual, los espectáculos y cantos por TV, radio, etc., las propagandas, las novelas, la educación sexual, los lugares de diversión ilícita, todo ello fomentando el instinto sexual y el amor libre, e inclusive la homosexualidad -pecado que, de acuerdo a la doctrina tradicional de la Iglesia, «clama al cielo por venganza». ¿No es lo que vemos continuamente a nuestro alrededor y cada vez más? ¡¿Y qué decir de la droga, del aborto, de tantas cosas que tienen que ver con las modas, no solamente de vestir, sino también los modos de vivir?! Nos limitamos a este ámbito, sin entrar a considerar otras realidades de pecado del mundo de hoy, que constituirían un elenco interminable, incluyendo el horror del satanismo.
Siendo así ¿quien osará negar lo que la Ssma. Virgen anunció, que si la humanidad sigue este caminar fatal, será nuevamente castigada? Es obvio que el comunismo constituye parte fundamental de ese castigo. Pero, por el texto del mensaje, se ve que no es todo, más aún tomando en consideración el texto divulgado por la Santa Sede sobre la III parte del Secreto, que incluimos más adelante.
Alguien podrá decir que estas consideraciones son pesimistas, que asustan, que difundirlas es un acto de maldad. Preguntémonos, ¿dónde está la maldad? En advertir: “¡cuidado! si seguimos por este camino, vamos hacia un precipicio”, como lo hizo la Virgen? ¿O en decir: «Está todo bien, sigan adelante que no hay ningún precipicio» y dejar que la humanidad camine hacia el castigo?
Estimado lector: desconfíe cuando quieran darle una falsa tranquilidad adormecedora, diciéndole que esto ya pasó, o que la Virgen quiso decir otra cosa. Use su razón iluminada por la fe y súmese a los que lucharnos para que se obedezca a Nuestra Señora, la sociedad se convierta y de esta manera se evite el castigo. Repito: ¡luchamos para salvar a la humanidad del castigo! Y, más aún, para que no se ofenda a Dios infinitamente santo, grande y omnipotente; para desagraviar al Inmaculado Corazón de María cruelmente ultrajado por tantas abominaciones, y restaurar la civilización cristiana.
Comunismo y castigo: “los errores de Rusia”
Para finalizar este breve análisis de las palabras de Nuestra Señora, recordemos en qué consiste el tercer castigo anunciado por Ella en caso de que la humanidad se obstine en continuar ofendiendo a Dios. «Si atienden mis pedidos, Rusia se convertirá y tendrán paz, si no, difundirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia, los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas, por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará».
Cuando la Virgen habló, Rusia era una nación cismática -no católica- pero aún era una nación normal. Tres meses después, en octubre de 1917, tuvo lugar la revolución bolchevique, que implantó un régimen basado en la doctrina anticristiana por excelencia, condenada por la Iglesia: el comunismo.
Durante 80 años, el comunismo, con cabeza en Rusia, formó un imperio colosal de países, persiguiendo, fusilando, mandando los enemigos a los “hospitales psiquiátricos”, colectivizando, masificando, devastando.
Y si bien tuvo un aparente retroceso, con la caída de la cortina de hierro, los actuales dirigentes rusos provienen del mismo régimen que la esclaviza desde 1917, más aún, de la KGB, su policía política secreta.
Además de ser los mismos hombres, utilizando las mismas estructuras de poder, hay algo que debemos tener muy en cuenta. El comunismo es un proceso que va pasando por diversas etapas. Y al comunismo «staliniano» de antes, y sus diversas versiones posteriores, sucedió ahora -como estaba previsto en la Constitución rusa- la nueva etapa de la «autogestión», con aires democráticos, con rótulo socialista, pero escondiendo una realidad más igualitaria, más auténticamente comunista que la propia «dictadura del proletariado» al estilo stalinista.
Y también están las otras «Rusias»: China, y Corea del Norte, y Vietnam, y Laos, y Cuba..., y actualmente son nada menos que 1.400 millones de seres humanos que gimen bajo la opresión comunista.
Pero esto no es todo. Nuestra Señora no dijo: «Rusia dominará todo el mundo». Dijo que «los errores de Rusia» se difundirán por el mundo entero. ¿Y cuáles son esos errores? Son muchos. Por ejemplo la destrucción de la propiedad y de la libertad humana, de la familia y de la religión, de la identidad de los pueblos, especialmente de los pueblos cristianos, su forma de ser, sus costumbres, todo lo que constituye la Tradición.
Son corrientes que, con rótulos diversos -socialismo, ecología radical, «globalización», revolución cultural, manipulación genética, fundamentalismo islámico (*), indigenismo y tantos otros-, difunden ideas afines al comunismo y constituyen distintos aspectos de un único y gran movimiento destructor, la Revolución anti-cristiana.
(*) (Nota: sobre el fundamentalismo islámico v su afinidad con las tendencias e ideas socialo-comunistas, recomendamos la lectura del artículo "Sólo con el espíritu de cruzada" de Luis Dufaur, en la revista "Catolicismo", w w w.catolicismo.org.br).
El proceso de "difusión de los errores de Rusia" se desarrolla en todas partes.
Sin ir más lejos en Chilecito (La Rioja), en insólita decisión del 14 de septiembre de 2000, el Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para levantar un monumento a uno de los mas típicos representantes de la guerrilla marxista latinoamericana: el tristemente famoso «Che» Guevara, sanguinario instrumento del tirano más descarado y antiguo del mundo actual, Fidel Castro, que mantiene al pueblo cubano en la miseria y opresión.
(Nota de 2001: promovimos una campaña pública contra la ordenanza. Cientos de vecinos apoyaron nuestro reclamo y el busto ignominioso por ahora no ha sido colocado).
(Nota de 2006: después de una demora de años, el monumento fue colocado entre gallos y medianoche en lugar donde pasa desapercibido, como con vergüenza, se mantiene mal conservado y ante la indiferencia total de la población).
Si analizamos esta tremenda ofensiva revolucionaria, vemos que hay tres valores, tres pilares fundamentales de la civilización cristiana, que ella quiere destruir: la Tradición, la Familia y la Propiedad. Así, el comunismo y los errores afines que actúan tanto en el «mundo libre» globalizado, en el mundo musulmán, en los mencionados países comunistas, y ahora intenta proyectarse en Iberoamérica con máscara indigenista y nacionalista, socavan constantemente esos valores.
La Tradición, gracias a la cual somos lo que somos; la Familia, célula básica de la sociedad; la Propiedad, establecida por dos mandamientos de la Ley de Dios, tan odiada por el comunismo y la “Teología de la Liberación”, sin la cual el hombre se transforma en esclavo del estado o de los grupos que usurpan el poder.
De esta manera la lógica, basada en la doctrina católica y en las advertencias de Fátima, nos lleva a considerar que probablemente estamos en la inminencia de una imposición generalizada de «los errores de Rusia» en esa cadena monstruosa de movimientos que -siguiendo las enseñanzas del Prof. Plinio Correa de Oliveira- llamamos «la Revolución anticristiana» (cf. «Revolución y Contra-Revolución»).
Si la Revolución anticristiana, gnóstica e igualitaria, triunfa, se cumplirán las profecías de Fátima y el castigo vendrá.
Pero ciertamente no será el fin de la humanidad pues Nuestra Señora anunció el triunfo de su Inmaculado Corazón. Y esto nos da ánimos para seguir luchando, hasta la victoria final del bien, hasta el renacer de la Civilización Cristiana.
Capítulo XI
Cuarta aparición de Nuestra Señora: 15 de agosto de 1917
El día 13, los niños no pudieron estar presentes en el lugar de las apariciones: el gobierno socialista los había detenido para tratar de arrancarles el secreto. Pero los niños, fortalecidos por la gracia, no cedieron a las presiones.
En ese día, algunas señales anunciaron la presencia sobrenatural de la Virgen. Se oyó un trueno que precedió a un relámpago. Una nubecita blanca flotaba sobre la encina. Misteriosas coloraciones se reflejaban en los rostros de los que esperaban, en las ropas, en los árboles y en el suelo. Nuestra Señora había venido, pero los pastorcitos no habían podido hacerlo.
El 15 de agosto los niños se encontraban en una finca de la familia en Valinhos. A eso de las cuatro de la tarde, los cambios en la atmósfera anunciaron su aparición: el tiempo refrescó súbitamente, el sol se oscureció y se vio el relámpago. Nuestra Señora apareció sobre una encina algo más grande que la de Cova de Iria.
LUCIA: “¿Qué es lo que Vuestra Merced desea de mí?”
NUESTRA SEÑORA: «Quiero que continuéis yendo a Cova de Iria en el día 13 y que continuéis rezando el rosario todos los días. En el último mes haré el milagro para que todos crean».
LUClA: “¿Qué es lo que Vuestra Merced quiere que se haga del dinero que el pueblo deja en Cova de Iria?»
NUESTRA SEÑORA: “Hagan dos andas; una la llevas tú con Jacinta y dos niñas más vestidas de blanco; la otra que la lleve Francisco con otros tres niños. El dinero de las andas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y lo que sobre es para ayuda de una capilla que mandarán hacer”.
LUCIA: “Quería pedirle la curación de algunos enfermos”.
NUESTRA SEÑORA: “Sí, algunos curaré durante el año". Y tomando un aspecto más triste, les recomendó de nuevo la práctica de la mortificación, diciendo, al final: «Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, que muchas almas se van al infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas».
Y, como de costumbre, comenzó a elevarse en dirección al este.
Los videntes cortaron ramos del árbol sobre el cual Nuestra Señora se había aparecido y se los llevaron. Los ramos exhalaban un perfume muy suave y particular.
Comentario
Nuestra Señora no deja de insistir en la necesidad de rezar y ofrecer sacrificios para evitar que las almas se condenen al fuego eterno. Y contrastando con la ligereza propia de esta época, Ella hace sentir Su tristeza ante tanta indiferencia. Insistiendo en su afán de salvar almas, la Ssma. Virgen nos invita a poner en práctica el consejo divino: "En todas tus acciones acuérdate de tus postrimerías (nota: muerte, juicio, cielo, infierno) y nunca jamás pecarás" (Eccles., VII, 40, apud Catecismo Romano, II, Cap. VI).
Capítulo XII
Quinta aparición de Nuestra Señora: 13 de septiembre de 1917
Había en los alrededores entre quince y veinte mil personas. Como de costumbre, fenómenos atmosféricos comenzaron a hacerse notar. Al calor de la tarde sucedió un repentino fresco; el sol empalideció tanto que se veían las estrellas. Una maravillosa lluvia semejante a pétalos o a copos de nieve, con los colores del arco iris, caía graciosamente y se deshacía antes de tocar la tierra.
Los niños vieron el habitual relámpago y, enseguida, a Nuestra Señora sobre la encina:
NUESTRA SEÑORA: «Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. En octubre vendrá también Nuestro Señor, Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, San José con el Niño Jesús, para bendecir al mundo. Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiere que durmáis con la cuerda, llevadla sólo durante el día».
LUCIA: “Me han pedido que le pida muchas cosas: la curación de algunos enfermos, de un sordomudo”.
NUESTRA SENORA: «Sí, curaré algunos, a otros no. En octubre haré un milagro para que todos crean». Y comenzando a elevarse, desapareció como de costumbre.
Comentario
Insistencia de la Virgen sobre el Rosario
Otra santa insistencia de Nuestra Señora: rezar el rosario “para alcanzar el fin de la guerra”. Notable prueba de lo que es capaz de obtener esta oración (Ver también al respecto Cap. XVII).
¿Por qué es tan poderoso el Rosario? Pues contiene los misterios de la Vida, Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor y los correlativos de su Santa Madre y co-Redentora, misterios de nuestra salvación. Dios es el autor de las oraciones que contiene. Está al alcance de todos los fieles. Por eso, después del Santo Sacrificio de la Misa, es la oración más importante de la Iglesia (cf. San Luis María Grignion de Montfort).
El ambiente de la Reina del Cielo
En esta época que sobreestima el “show”, el ruido y la cantidad, en la que son características las multitudes masificadas de estadios y «sambódromos», es interesante destacar el ambiente propio de las apariciones. Niñas vestidas de blanco llevando andas, varones haciéndolo por separado, todo respirando el encanto del orden, la dignidad, el buen gusto, la pureza, la inocencia, el recogimiento, la oración y el sacrificio. Y, cuando se presenta el adversario -en este caso, las autoridades socialistas-, firmeza inquebrantable.
Es propiamente el ambiente católico -tan distinto del que se respira en el neopaganismo contemporáneo- recibiendo la bendición de una llovizna de pétalos o copos de nieve con los colores del arco iris, simbolizando los tesoros divinos de que dispone en abundancia infinita la Reina del Cielo y de la tierra. ¿Cuántas cosas nos daría Ella si este fuera el ambiente de la sociedad actual? ¿No será que el ambiente tan distinto que nos rodea, con la televisión prendida el día entero introduciendo en el recinto sagrado de la familia la vulgaridad. el ateísmo práctico y la inmoralidad más cínica y avasalladora expulsa a Dios de la sociedad? ¿Y adónde ira a parar ésta sin la protección de Dios?
“Nisi Dominus aedificaverit domum,
In vanum laboraberunt qui aedificant eam.
Nisi Dominus custodierit civitatem,
Frustra vigilat qui custodit eam”
("Si Dios no edifica la casa,
En vano se han puesto a trabajar los que la edifican,
Si Dios no cuida la ciudad,
Inútilmente se desvela el que la cuida")
(«Ofïcio Parvo de Ntra. Sra», Salmo 126).
Capítulo XIII
Sexta y última aparición: 13 de octubre de 1917
Se vio nuevamente el reflejo de una luz, y enseguida, a Nuestra Señora sobre la encina:
LUCIA: «¿Qué es lo que Vuestra Merced quiere de mí?»
NUESTRA SEÑORA: «Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honra, que soy la Señora del Rosario, que continuéis siempre rezando el rosario todos los días. La guerra va a acabar y los militares volverán pronto a sus casas».
LUCIA: «Yo tenía muchas cosas para pedirle. Si curaba a unos enfermos y si convertía unos pecadores...»
NUESTRA SEÑORA: «A unos sí, a otros no. Es preciso que se enmienden, que pidan perdón de sus pecados». Y tomando un aspecto más triste: «No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido».
Las grandiosas visiones finales – Nuestra Señora del Carmen coronada Reina del Cielo y de la Tierra, con el Niño Dios en los brazos
Enseguida, abriendo las manos, la Santísima Virgen las hizo reflejar en el sol, y en cuanto se elevaba, continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el sol.
En ese momento, Lucía exclamó: «¡Miren hacia el sol!»
Nuestra Señora había desaparecido en la inmensidad del firmamento. Entonces se desarrollaron sucesivamente varias escenas, representando los misterios gozosos del rosario, después los dolorosos y luego los gloriosos.
Aparecieron, al lado del sol, San José con el Niño Jesús y Nuestra Señora del Rosario, la Sagrada Familia. La Virgen estaba vestida de blanco, con un manto azul. San José bendijo a la multitud, haciendo tres veces la señal de la cruz. El Niño Jesús hizo lo mismo.
Siguió la visión de Nuestra Señora de los Dolores y de Nuestro Señor agobiado de dolor en el camino del Calvario. Nuestro Señor hizo la señal de la cruz para bendecir al pueblo. Nuestra Señora no tenia espada en el pecho.
Finalmente apareció, en una visión gloriosa, Nuestra Señora del Carmen, coronada Reina del Cielo y de la Tierra, con el Niño Jesús en los brazos.
El milagro del sol
Mientras que estas escenas se desarrollaban ante los ojos de los videntes, la gran multitud de 60 mil espectadores asistía al milagro del sol.
Había llovido durante toda la aparición. Al terminar el diálogo de Lucía con Nuestra Señora, en el momento en que la Santísima Virgen se elevaba y Lucia gritaba «¡miren hacia el sol!», las nubes se entreabrieron, dejando ver el sol como un inmenso disco de plata.
Brillaba con una intensidad nunca vista, pero no cegaba a quienes lo veían. Esto duró apenas un instante. La inmensa bola de fuego comenzó como a "bailar”. Como una gigantesca rueda de fuego, el sol giraba rápidamente. En cierto momento paró, para enseguida volver a girar vertiginosamente sobre sí mismo. Después sus bordes se pusieron color escarlata y se deslizó en el cielo como un remolino, del que salían llamas rojas. Esa luz se reflejaba en el suelo, en los árboles, en los arbustos, en los propios rostros de las personas y en las ropas, tomando tonalidades brillantes y de diferentes colores.
Animado tres veces de un movimiento loco, el globo de fuego pareció temblar, sacudirse y precipitarse en zig-zag sobre la multitud aterrorizada.
Toda esta escena duró unos diez minutos. Finalmente, el sol volvió en zig-zag hasta el punto desde donde se había precipitado, quedando de nuevo tranquilo y brillante, con el mismo fulgor de todos los días.
El ciclo de las apariciones había terminado.
Muchas personas vieron que sus ropas, empapadas por la lluvia, se habían secado.
El milagro del sol fue observado también por numerosos testigos situados fuera del lugar de las apariciones, hasta una distancia de 40 kilómetros.
Comentario
Este prodigio del sol, unido a las visiones grandiosas concedidas a los tres pastorcitos, constituye uno de los milagros más portentosos de la historia de la humanidad. Nuestra Señora quiso sellar sus apariciones con un final de una grandeza que evoca los grandes episodios de la Historia Sagrada.
Este final nos habla de la importancia suprema del Mensaje de Fátima, de los misterios del Rosario, del poder infinito de Dios, dado a Nuestra Señora en cuanto Reina de todo lo creado. Nos habla de acontecimientos enormes, que marcarán a fondo la historia por siglos y siglos.
El sol pareció precipitarse sobre la multitud, corno preanunciando lo que puede ocurrir durante el gran castigo anunciado en el secreto, pero en las visiones dadas ese día a los niños, los cielos se abrieron y las trompetas de los Angeles aclamaron el triunfo del Inmaculado Corazón de María. Es legítimo imaginar lo que será la restauración y renovación de la Civilización Cristiana, iluminada por el sol del Inmaculado Corazón de María.
Un aspecto muy interesante es la visión de la coronación de Nuestra Señora del Carmen como Reina y Señora de todo lo Creado. Pues la Orden del Carmelo en la que profesó la Hna. Lucía tiene como fundador al Profeta Elías, varón llamado a luchar contra la apostasía del pueblo elegido, que exterminó victoriosamente a los sacerdotes del infame culto a Baal -prefigura de las abominaciones modernas-; el hombre que, como revelan las Sagradas Escrituras, fue arrebatado en un carro de fuego, a quien Dios conserva en algún lugar misterioso para sostener la fe de los fieles en los momentos de grandes probaciones y enfrentar finalmente al Anticristo.
Las profecías de Fátima abren así panoramas nuevos para la historia del mundo y de la Iglesia. Hablan de pecados, de lucha y de castigos y anuncian el triunfo del Inmaculado Corazón de María:
«Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará».
Capítulo XIV
La Tercera parte del Secreto
Vimos, al referir la 3ª aparición de Fátima, que Nuestra Señora confió a Lucía un secreto, que consta de tres partes. Las dos primeras -la visión del infierno (1a), y la visión del castigo y de los medios de evitarlo (2a)- fueron dadas a conocer por la Hermana Lucía en 1941 (ver capítulos IX y X).
Luego de muchos años de espera, la Santa Sede dio a conocer el siguiente texto, sobre la 3ª parte del Secreto.
“J.M.J.
Tercera parte del secreto revelado el 13 de julio de 1917 en la Cueva de lria - Fátima.
Escribo en obediencia a Vos, Dios mío, que lo ordenáis por medio de Su Excelencia Reverendísima el Señor Obispo de Leiría y de la Santísima Madre vuestra y mía.
Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Angel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Angel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz: ¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: «algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él»; a un Obispo vestido de blanco: «hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre». También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino: llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz, fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Angeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios. (Tuy, 3-1 -1944)».
(Nota de la ed. 2001: noticias publicadas en Roma hablan de una carta que la Hermana Lucía habría dirigido recientemente al Santo Padre, pidiéndole la revelación urgente de la totalidad de la 3ª Parte del Secreto: "Según algunas fuentes vaticanas, en la carta la monja de Coimbra habría pedido al Santo Padre que revele enteramente el texto del III secreto de Fátima publicado recientemente y, según algunos, difundido de manera incompleta"; la carta le habría sido entregada a S. S. Juan Pablo II por el Obispo de Fátima, Mons. Serafim Ferreira de Sousa, presente en Roma para el Sínodo de Obispos; "Il Tempo'', 25 de octubre de 2001; la noticia fue reiterada en la edición del día siguiente, 26, con la confirmación de Don Luigi Bianchi, especialista en la cuestión de Fátima).
Comentario
Salta a la vista la dificultad de comentar un texto de esta naturaleza. Pero una vez que la Santa Sede lo ha dado a conocer, es legítimo tratar de reflexionar al respecto, sujetos a las enseñanzas de la autoridad eclesiástica. La visión de la ciudad semi-derruida, llena de cadáveres, ¿será la imagen del mundo después del castigo sobre el cual advirtió gravemente la Reina del Cielo, como se vio en la 3a. aparición? La visión del Santo Padre, Obispos, religiosos y fieles martirizados ¿representará la purificación de la Iglesia como parte de ese castigo reparador y salvífico?
Que Nuestra Señora, Sede de la Sabiduría y Madre del Buen Consejo, conceda luces especiales a la Iglesia docente -los sagrados pastores- y a la Iglesia discente -los fieles- para ser iluminados por el Mensaje de Fátima.
Capítulo XV.
Algunas visiones particulares de la Beata Jacinta
En el corto lapso de tiempo en que los Beatos Francisco y Jacinta permanecieron en la tierra, a partir de las apariciones, ambos, especialmente Jacinta, tuvieron varias visiones. Presentamos algunas de esta Beata.
El Santo Padre perseguido
«Vi al Santo Padre en una casa muy grande, de rodillas delante de una mesa, con las manos en la cara llorando; fuera de la casa había mucha gente y unos le tiraban piedras, otros lo maldecían y le decían muchas palabras feas. ¡Pobrecito el Santo Padre! ¡Tenemos que pedir mucho por él!».
Hambre, sufrimientos, oración
«¿No ves tantas carreteras, tantos caminos y campos llenos de gente llorando, con hambre, y sin tener nada para comer? ¿Y al Santo Padre en una iglesia delante del Inmaculado Corazón de María rezando? ¿Y no ves a mucha gente rezando con él?»
Cómo Jacinta vio la guerra
Lucía: «Jacinta, ¿en qué piensas?
En la guerra que va a venir. ¡Va a morir tanta gente! ¡Y casi toda va a ir al infierno! Serán arrasadas muchas casas y matarán a muchos sacerdotes. Mira, yo voy al cielo, y tú, cuando veas de noche esa luz que aquella Señora dijo que vendría antes, huye hacia allí también».
Comentario
No debemos sentirnos aterrados ante estas visiones trágicas. Dios permite que las conozcamos para nuestro bien, para comprender la gravedad del pecado y el carácter purificador y penitencial del castigo, para rezar y convertirnos y así evitar las causas de esos terribles males.
Ultimas visiones de Jacinta
Me falta poco para ir al Cielo
Estando Jacinta y Francisco enfermos, Lucía los visitaba y conversaban sobre los acontecimientos que habían vivido.
“Ya me falta poco para ir al cielo. Tú te quedas aquí para decir que Dios quiere establecer en el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María. Cuando haya que decir eso, no te escondas.
Di a toda la gente que Dios nos concede las gracias por medio del Corazón Inmaculado de María; que se las pidan a Ella, que el Corazón de Jesús quiere que a su lado se venere el Corazón Inmaculado de Maria. Que pidan la paz al Inmaculado Corazón de María, que Dios se la entregó a Ella. ¡Si pudiera meter en el corazón de todo el mundo la lumbre que tengo aquí dentro del pecho quemándome y haciéndome gustar tanto del Corazón de Jesús y del Corazón de María!”
Continúan cometiendo los mismos pecados
“Oye, ¿sabes una cosa? Nuestro Señor está triste porque Nuestra Señora nos dijo que no le ofendan más, que ya estaba muy ofendido, y nadie hace caso, continúan cometiendo los mismos pecados”.
A finales de diciembre de 1919, Nuestra Señora se apareció nuevamente a la Beata Jacinta, que relató así el hecho a su prima Lucía: «Me dijo que me voy a Lisboa a otro hospital; que no te vuelvo a ver, ni a mis padres tampoco. Que después de sufrir mucho moriré sola. Pero que no tenga miedo, que Ella me irá a buscar para ir al cielo».
Comentario
Enternece ver a este ser tan pequeño y frágil sufriendo tan duramente. Encomendémonos a la Beata Jacinta para obtener su fortaleza, su firmeza y su confianza en Nuestra Señora cuando el peso de la cruz o de la tentación nos haga vacilar, muy especialmente si nos toca vivir los acontecimientos previstos en Fátima, y apoyados por la gracia, que Dios nunca niega, saldremos triunfantes de todas las pruebas, combatiremos -como San Pablo- el buen combate y, por misericordia de la Santísima Virgen recibiremos el premio del Cielo, aquel que, dice el Apóstol, “ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el corazón del hombre comprendió lo que Dios tiene preparado a quienes lo aman” (I Cor. 2,9).
¿Quién te enseñó tantas cosas?
Notas tomadas por la Madre María de la Purificación Godinho, de las últimas palabras de Jacinta. Reproducimos algunas de ellas, notables por su carácter profético, su unción piadosa y sus enseñanzas.
Sobre la guerra
“Las guerras no son sino castigos por los pecados del mundo. Nuestra Señora ya no puede sostener el brazo de su amado Hijo sobre el mundo.
“Es preciso hacer penitencia. Si la gente se enmienda, Nuestro Señor todavía perdonará al mundo; pero si no se enmienda, vendrá el castigo.
“Nuestro Señor está profundamente indignado con los pecados y crímenes que se cometen aquí en Portugal. Por eso, un terrible cataclismo de orden social amenaza a nuestro país, y principalmente a la ciudad de Lisboa. Se desencadenará, según parece, una guerra civil de carácter anarquista o comunista, acompañada de saqueos, asesinatos, incendios y devastaciones de toda especie. La capital se convertirá en una verdadera imagen del infierno. Cuando la Divina Justicia ofendida inflija tan pavoroso castigo, todos aquellos que puedan huyan de esa ciudad. Este castigo ahora predicho conviene que sea anunciado poco a poco y con la debida discreción”.
“Si los hombres no se enmiendan. Nuestra Señora enviará al mundo un castigo como no se vio igual y, antes que a otros países, a España”.
Sobre los sacerdotes y los gobernantes
«Madrina mía, ¡pida mucho por los pecadores!
¡Pida mucho por los sacerdotes! ¡Pida mucho por los religiosos!
¡Los sacerdotes sólo deberían ocuparse de las cosas de la Iglesia! ¡Los sacerdotes deben ser puros, muy puros!
La desobediencia de los sacerdotes y de los religiosos a sus superiores y al Santo Padre ofende mucho a Nuestro Señor:
Madrina mía, ¡pida mucho por los gobiernos!
¡Ay de los que persiguen a la Religión de Nuestro Señor!
Si el gobierno dejase en paz a la Iglesia y diese libertad a la Santa Religión, sería bendecido por Dios”.
Sobre el pecado – Modas que ofenderán mucho a Dios
“Los pecados que llevan más almas al infierno son los pecados de la carne. Han de venir modas que ofenderán mucho a Nuestro Señor.
Las personas que sirven a Dios no deben andar con la moda. La Iglesia no tiene modas. Nuestro Señor es siempre el mismo. Los pecados del mundo son muy grandes.
Si los hombres supiesen lo que es la eternidad, harían todo para cambiar de vida.
Los hombres se pierden porque no piensan en la muerte de Nuestro Señor y no hacen penitencia.
Muchos matrimonios no son buenos, no agradan a Nuestro Señor y no son de Dios”.
Sobre las virtudes cristianas y el respeto dentro de la Iglesia
Dirigiéndose a la religiosa, Madre Godinho:
“Madrina mía, no ande en medio del lujo: huya de las riquezas. Sea muy amiga de la santa pobreza y del silencio. Tenga mucha caridad, incluso con quien es malo.
No hable mal de nadie y huya de quien habla mal.
Tenga mucha paciencia, porque la paciencia nos lleva al cielo.
La mortificación y los sacrificios agradan mucho a Nuestro Señor.
La confesión es un sacramento de misericordia. Por eso, es preciso aproximarse al confesionario con confianza y alegría. Sin confesión, no hay salvación.
La Madre de Dios quiere más almas vírgenes que se vinculen a Ella por el voto de castidad.
Para ser religiosa es preciso ser muy pura de alma y de cuerpo”.
-“¿Y sabes tú lo que quiere decir ser pura?”, pregunta la Madre Godinho.
-“Sí, lo sé. Ser pura en el cuerpo es guardar la castidad, y ser pura en el alma es no cometer pecados; no mirar hacia donde no se debe, no robar, no mentir nunca, decir siempre la verdad, aunque nos cueste... Quien no cumple las promesas que hace a Nuestra Señora nunca tendrá felicidad en sus cosas.
Los médicos no tienen luz para curar a sus enfermos, porque no tienen amor de Dios”.
-“¿Quien te enseñó tantas cosas?” le pregunta en otra ocasión la Madre Godinho.
-“Fue Nuestra Señora, pero algunas las pienso yo. Me gusta mucho pensar”. Notando que muchas visitas hablaban y se reían en la capilla, Jacinta le pidió a la Madre Godinho que les advierta que eso constituía una falta de respeto hacia la Presencia Real de Nuestro Señor. Como esto no dio resultado, le pidió que se lo comunique al Cardenal: “Nuestra Señora no quiere que la gente hable en la Iglesia”.
Ultimos días de Jacinta
Durante su corta permanencia en el hospital, Jacinta fue favorecida por Nuestra Señora, quien le anunció el día y hora en que habría de morir. Cuatro días antes de llevársela al Cielo, la Santísima Virgen le quitó todos los dolores.
En las vísperas de su muerte, alguien le preguntó si quería ver a su madre. Jacinta respondió:
“Mi familia durará poco tiempo y en breve se encontrará en el cielo... Nuestra Señora se aparecerá otra vez, pero no a mí, porque con certeza muero, como Ella me dijo...”.
Nuestra Señora vino a buscar a Jacinta el 20 de febrero de 1920. Francisco había entregado su alma a Dios el 4 de abril del año anterior. Sus sagrados restos descansan en la Basílica de Fátima.
Comentario
Los dos pequeños hermanos fueron declarados Beatos por S.S. Juan Pablo II el 13 de mayo de 2000. Recurramos a su intercesión para alcanzar la gracia de tener una sacral intimidad con Nuestra Señora, que Ella opere en nuestras almas y que venga pronto el reinado de su Inmaculado Corazón prometido por Nuestra Señora en Fátima.
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