Los grandiosos horizontes comentados en los artículos anteriores llevan a plantear ítems cuya importancia no puede subestimar ninguna persona interesada en el triunfo del bien en estos tiempos:
• La Realeza de Nuestra Señora
• El régimen marial de gobierno del universo
• El rol que la Iglesia le atribuye en la derrota de los enemigos de la Fe
• Los frutos de la esclavitud mariana en las almas y en la sociedad
• Cómo será la victoria que inaugurará el Reino de María por él anunciado
En su introducción a Revolución y Contra-Revolución, Plinio Corrêa de Oliveira aborda estas supremas cuestiones . Nos valemos de sus comentarios para presentar brevemente algunos trazos recomendando la lectura del original.
“La consideración de este soberano poder de Nuestra Señora nos aproxima a la idea de la Realeza de María”. Aunque sumisa en todo a la voluntad de Dios, implica un auténtico poder de gobierno personal.
En su papel de Reina del Universo, su misericordia maternal llega al extremo. Dios la puso en ese puesto para gobernarlo teniendo en vista especialmente al pobre género humano decaído y pecador, como regio instrumento del Amor divino.
“Hay, pues, un régimen verdaderamente marial en el gobierno del Universo.”
Vimos en las notas anteriores que los enormes fautores de la Revolución anticristiana y de la Contra-Revolución –el demonio y la gracia, respectivamente- dependen, por voluntad divina, del imperio y dominio de la Ssma. Virgen. En ese sentido, depende de Ella la duración de la Revolución y la victoria de la Contra-Revolución.
A veces interviene directamente en los acontecimientos como lo hizo en Lepanto. ¡Cuán numerosos son los hechos en que quedó clara su intervención! Vemos así hasta qué punto es efectiva su Realeza.
La Iglesia le canta: “Tú sola exterminaste las herejías en el mundo entero”. “Eso equivale a decir que Ella dirige la Historia, porque quien dirige el exterminio de las herejías, dirige el triunfo de la ortodoxia, y al dirigir una y otra, dirige la Historia en lo que tiene de más medular”.
Por el contrario, cuando disminuye la devoción a la Medianera de todas las gracias, los pueblos quedan como un monte seco que cualquier chispa puede incendiar, como ocurrió en la Revolución Francesa.
Estas -y otras- consideraciones sacadas de la enseñanza de la Iglesia abren perspectivas para el Reino de María, una era histórica de Fe y de virtud que será inaugurada con una victoria espectacular de Nuestra Señora sobre la Revolución.
En esa era el demonio será expulsado y volverá a los antros infernales, y Nuestra Señora reinará sobre la humanidad por medio de las instituciones que para eso escogió.
San Luis Grignion de Montfort es un profeta que anuncia esa venida: "¿Cuándo vendrá ese diluvio de fuego del puro amor que debéis encender sobre toda la tierra de manera tan dulce y tan vehemente que todas las naciones, los turcos, los idólatras, los propios judíos se abrasarán en él y se convertirán?" (cfr. "Oración Abrasada", in Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort, Ed. BAC, pág. 600).
Ese diluvio que lavará la humanidad, inaugurará el Reino del Espíritu Santo que él identifica con el Reino de María, una era de florecimiento de la Iglesia como hasta entonces nunca hubo. Afirma que “el Altísimo con su Santísima Madre, deben formarse grandes Santos que sobrepujarán en santidad la mayoría de los otros Santos, como los cedros del Líbano exceden a los pequeños arbustos" (cfr. Obras Completas de San Luis María Grignion de Montfort, ibid., pág. 464).
Considerando los grandes Santos que la Iglesia ya produjo, quedamos deslumbrados con la envergadura de los que surgirán al aliento de Nuestra Señora. Nada es más razonable que imaginar un crecimiento enorme de la santidad en una era histórica en la cual la actuación de Nuestra Señora aumente también prodigiosamente.
Podemos, pues, decir que San Luis María Grignion de Montfort, sobre todo con su autoridad de santo canonizado por la Iglesia, da peso y consistencia a las esperanzas que brillan en muchas revelaciones particulares, de que vendrá una época en la cual Nuestra Señora verdaderamente triunfará.
Aunque la Realeza de Nuestra Señora tenga una soberana eficacia en toda la vida de la Iglesia y de la sociedad temporal, se realiza en primer lugar en el interior de las almas; del santuario interior de cada alma, es desde donde se refleja en la vida religiosa y civil de los pueblos considerados como un todo.
El Reino de María será, pues, una época en que la unión de las almas con Nuestra Señora alcanzará una intensidad sin precedentes en la Historia. ¿Cuál es la forma de esa unión en cierto sentido suprema? No conocemos medio más perfecto que la sagrada esclavitud a Nuestra Señora.
Considerando que Ella es el camino por el cual Dios vino a los hombres y éstos van a Dios, y la Realeza universal de María, nuestro Santo recomienda que el devoto de la Virgen se consagre a Ella enteramente como esclavo. Esa consagración es de una radicalidad admirable. Abarca los bienes materiales del hombre, el mérito de sus buenas obras y oraciones, su vida, su cuerpo y su alma. Es sin límites porque el esclavo por definición nada tiene de propio.
A cambio de esa consagración, Nuestra Señora actúa en el interior de su esclavo de modo maravilloso, estableciendo con él una unión inefable.
Los frutos de esa unión se verán en los Apóstoles de los Ultimos Tiempos, cuyo perfil moral es trazado a fuego por el Santo en su famosa "Oración Abrasada".
Los varones portentosos que lucharán contra el demonio por el Reino de María, conduciendo gloriosamente hasta el fin de los tiempos la lucha contra el demonio, el mundo y la carne, son descriptos por San Luis como magníficos modelos que invitan a la perfecta esclavitud a Nuestra Señora a quienes, en los tenebrosos días de hoy, luchan en las filas de la Contra-Revolución.
Queda así esbozado un camino glorioso para quienes quieran combatir eficazmente por el triunfo de la Ssma. Virgen, la Santa Iglesia y la civilización cristiana.
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Solicite el texto completo de los comentarios del Prof. Plinio Corrêa de Oliveira aquí mencionados. Cortesía de:
civilizacioncristianaymariana@gmail.com
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VIII JORNADA DE CULTURA HISPANOAMERICANA
POR LA CIVILIZACION CRISTIANA Y LA FAMILIA
Salta, 31 de agosto y 1º de septiembre de 2012
Por el renacer del espíritu de gesta - ¡Lo esperamos!
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